Las patrullas abarrotaron la calle 149G del sector Villa Caujaro y les impedían el paso a docenas de averiguadores, quienes buscaban acercarse, empujándose unos a otros, a la casa donde yacía el cadáver de José Reinaldo Ordóñez Jauregui, de 23 años. La Policía presume que lo mató el muchacho que contrató para tener relaciones sexuales. Así lo reseña laverdad.com / José Antonio González
El cuerpo lo encontró una hermana del joven a las 9.00 de la mañana. A José lo asesinaron en el piso de su habitación. Lo hallaron sin camisa, con los pantalones a la altura de las rodillas y con heridas de arma blanca en el pecho y en la espalda. En el cuarto había manchas de sangre en “las paredes, en la cama y entre los muebles. Las manos del muchacho quedaron marcadas por todos lados”, contó un vecino que ingresó a ayudar a los parientes.
La Policía contó tras los interrogatorios en la comunidad, que Ordóñez invitó a un amigo, también homosexual, a quién contrató para satisfacer algunos deseos sexuales. “Le prometió dinero, pero luego le confesó que no tenía cómo pagarle y es cuando se genera la discusión entre ambos”. El homicida quiso llevarse el aire acondicionado como parte de pago, pero el muchacho se opuso. En ese momento lo hiere. José quiere escapar y lo apuñala tres veces más por la espalda.
El homicida se escabulló por el hueco del aire acondicionado. Los oficiales creen que huyó herido, dejó rastros de sangre en el patio de la casa. Hasta ahora se desconoce sobre su paradero.
Sorpresa
Los familiares contaron que la residencia pertenecía a la hermana de Ordóñez, esta había viajado al centro del país desde hace dos meses. Le encomendó a José Reinaldo cuidarla. “Ella regresó de Caracas y al abrir la puerta se encontró con el desastre”, dijo Yitsy Zabala, prima. Todo estaba desordenado, revuelto y con sangre por doquier.
Ordóñez residía en el lote 16 de la urbanización El Soler, cercano al lugar del crimen. El pasado lunes a las 4.00 de la tarde salió con dos amigos y una amiga en un carro, comentó la prima.
Una vecina le contó a los parientes que ayer (lunes) ingresó con un muchacho a la casa, pero no los vio salir, ni escuchó alboroto dentro de esta. Se sorprendió al saberlo muerto.
Pese al sol y el calor, ninguno de los curiosos se retiró. Entre ellos disertaban sobre los deslices de la víctima. Los comentarios cesaron cuando los detectives de la Policía científica sacaron el cadáver, lo embarcaron en la furgoneta y lo llevaron a la morgue forense.
De la víctima se dijo que lo apodaban el “Maracucho”, trabajó como ayudante en un taller de latonería y pintura por más de año y medio. “Recientemente estaba sacando el bachillerato para asimilarse al ejercito”. En el pasado había servido como reservista, pero ahora buscaba formarse como castrense, agregó un vecino.