Mira tu cama detenidamente. ¿Te sugiere un lugar plácido para descansar a pierna suelta? Puede, aunque si tuvieras unas gafas de visión ultramicroscópica te darías cuenta de que tus sábanas son, en realidad, un festival de ácaros, bacterias y mugre de tamaño infinitesimal.
El menú fatal de tu lecho incluye restos de pieles muertas, pelos, bacterias, mohos, ácaros y materia fecal (sí, el sudor lleva bacterias E-coli. Su número esparcido por la cama aumenta si te gusta dormir en cueros y esos microorganismos abandonan su residencia habitual en el intestino, por el orificio natural, y salen a dar una vuelta por tu cama, por si pueden infectar algo por ahí).
Así las cosas, vuelve a echar un vistazo a tu lecho: ¿a que lo ves como un zoológico de micromonstruos? Pues, si eres riguroso con tus ocho horas de sueño, en ese magma te pasas la tercera parte de tu vida.
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