Todos sabemos que las mujeres y hombres que protagonizan las enormes vallas publicitarias, portadas de revistas y campañas de belleza, parecen perfectos. Todos tienen la piel aparentemente impecable, pestañas perfectas y completas, cuerpos “ideales” y ni un pelo fuera de lugar.
Como era de esperar, este aspecto perfecto es creado, a lo largo de incontables horas, por equipos de artistas visuales e impresionantes retocadores.
El retoque es una forma de arte genuina, no importa lo engañosa que sea realmente. Los retocadores se encargan de transformar lo cotidiano en excepcional, eliminando manchas, aumentando el volumen de los labios, dando forma a las cejas, afinando los pómulos y tonificando el cuerpo, mediante unos clics del sus ratones.
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