La II Cumbre Unión Europea-CELAC supondrá una oportunidad para empezar a completar el rompecabezas de la compleja relación comercial entre el bloque comunitario y América Latina, en el que aún falta una pieza clave que es el Mercosur.
En los próximos días 10 y 11 reunirá a los líderes de la UE y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en Bruselas también estarán sobre la mesa asuntos políticos, que hoy tienen en Cuba y Venezuela los principales focos de atención.
En relación a Venezuela, el director de la UE para las Américas, Christian Leffler, ha dicho que el bloque espera que el gobierno de Nicolás Maduro exponga en la cumbre sus “perspectivas” para avanzar hacia unas elecciones parlamentarias “abiertas y equilibradas” que deben celebrarse este mismo año pero aún no tienen fecha.
Esa indefinición y el encarcelamiento de opositores en Venezuela también preocupan a varios países de América Latina, entre ellos el influyente Brasil, que ha instado varias veces al gobierno de Maduro a convocar “cuanto antes” las parlamentarias, que percibe como la “única salida” a la “crisis política” que vive ese país.
En el caso de Cuba, el inicio del deshielo de sus relaciones con Estados Unidos y el proceso de reformas económicas en la isla han espoleado a la UE para la búsqueda de un mayor acercamiento.
Aunque la UE es el segundo socio comercial de Cuba, el primer inversor extranjero en la isla y el tercer emisor de turistas, se trata del único país latinoamericano con el que el bloque aún no tiene ningún acuerdo bilateral.
Sin embargo, las cosas parecen comenzar a cambiar y, de hecho, en marzo pasado la Alta Representante de la UE para Asuntos Exteriores, Federica Mogherini, realizó la que fue la primera visita de un jefe de la diplomacia europea a la isla.
En ese marco, se trató sobre un posible acuerdo entre Bruselas y La Habana basado en el diálogo político, la cooperación y asuntos comerciales y económicos.
No obstante, Mogherini subrayó que ese diálogo no puede tener “dobles raseros” y pasa también por los derechos humanos, en los planos “individuales, económicos y sociales”.
Por su parte, la UE mantiene acuerdos comerciales con prácticamente todos los bloques que existen en América Latina, salvo el Mercosur, aunque en algunos casos aún no están en pleno vigor pues falta la ratificación parlamentaria, pese a que ya han sido completamente negociados.
También ha suscrito acuerdos con países en forma individual, como México y Chile, que están en proceso de actualización pues entraron en vigor hace casi dos décadas, cuando el mundo comenzó a dividirse en grandes bloques.
Una de las negociaciones inconclusas que se arrastra desde esa época es la que busca establecer un amplio tratado comercial entre la UE y el Mercosur, que hoy puede estar más cerca de una retomada definitiva.
Desde 1999, esas tratativas se estancaron más de una vez debido a diferencias en las áreas industriales y agrícolas, pero también en los últimos tiempos por la reticencia de Argentina a establecer un acuerdo que la obligaría a una mayor apertura comercial.
Sin embargo, las presiones contra Argentina dentro del bloque han aumentado y Brasil se acaba de sumar a la vieja queja de Uruguay y Paraguay sobre la falta de libertad de acción que impone el Mercosur.
El gobierno de la presidenta Dilma Rousseff ha dicho en forma explícita que el Mercosur debe revisar la llamada Decisión 32/2000, adoptada hace quince años y según la cual todo acuerdo comercial del bloque debe ser negociado en forma conjunta.
Esa “camisa de fuerza” puede romperse en los próximos meses con el cambio de posición de Brasil, que precisamente ha justificado ese golpe de timón en la “urgencia” de llegar a un acuerdo con la UE, en momentos en que la economía del país camina hacia una recesión y su comercio pierde presencia en los mercados mundiales.
La salida, según dijeron a Efe fuentes brasileñas, puede estar en que la negociación sea a “velocidades diferentes”, que permitan a los socios del Mercosur avanzar según sus propios intereses y dar un plazo para la adaptación posterior de los otros miembros.
Según otras fuentes del Mercosur, el momento también es propicio porque a fin de año habrá un nuevo gobierno en Argentina y “todo indica” que las políticas comerciales del país serán revisadas.
Expertos de ambos lados sostienen que el lento proceso de recuperación de la economía global y la desaceleración de América Latina tras una década de fuerte expansión, obligan a la región a repensar sus relaciones comerciales con el mundo. EFE