El valiente destape de las mujeres con implantes PIP

El valiente destape de las mujeres con implantes PIP

IMAGEN-15911716-2

Con silicona en los tobillos, cuello y hasta el pulmón ha terminado el implante de senos en más de una mujer. A través de minúsculas perforaciones en las prótesis mamarias, un gel industrial ha escapado invadiendo el cuerpo.

En no pocos casos se ha adherido a los ganglios en las axilas limitando el movimiento de brazos. No han faltado los intentos de suicidio y en muchas, su mal ya es terminal.

Es el drama que viven mujeres y trans que han recibido implantes mamarios PIP con fines estéticos o reconstructivos, y cuya primera alerta de riesgo se produjo hace tres años y medio cuando la firma alemana TÜV, certificadora de los implantes, fue declarada culpable por su negligencia en el control al proceso de calidad de las prótesis.

Entonces, desde finales de ese 2012, empezó a hacerse público el drama que, en forma aislada, sufrían mujeres con esos implantes y surgieron voces en todo el mundo, visibilizando su situación.

Es el caso de Gladys Arcila Navarro, cosmetóloga profesional y esteticista, quien en el 2001 se sometió a un implante de senos y que dos años después empezaron las complicaciones. Tras años de tratamientos, le fueron retirados los implantes PIP pero fue convencida de reimplantar otros, a los que el organismo hizo rechazo.

Cuenta que ahora en más de una ocasión ha despertado con un sabor a metal en su boca. Además, siente dolor en las articulaciones y presenta reumatismo temprano. Debe ir al médico por lo menos una vez por semana y cada tres meses practicarse una biopsia que tiene un costo superior al millón de pesos.

Gladys es ahora la directora de la Fundación H2O que tiene como objetivo ayudar y guiar a mujeres con el mismo problema por estos implantes PIP, pero también por otras cirugías estéticas mal practicadas.

Se estima que unas 500.000 mujeres en el mundo recibieron prótesis PIP hasta el 29 de marzo de 2010 cuando la Agencia Francesa de Seguridad Sanitaria dispuso suspender la comercialización, distribución, exportación y el uso de los implantes mamarios rellenos de gel de silicona fabricados por la empresa Poly Implant Prothèse (PIP).

Gladys expresa que en Colombia no hay un registro de cuántas de estas prótesis PIP se importaron. Estima que unas 35.000 en el país recibieron estos implantes.

“Dos registros muestran la dimensión. Tan solo en Roldanillo, municipio del norte del Valle, desde su importación hasta la suspensión, fueron 5.000 cirugías y en una sola clínica en Cali fueron 7.000 en el tiempo en que las PIP estuvieron en circulación. Ahora hay que ver cuántas clínicas hay en Cali, el Valle y el país”, dice.

Frente a esta situación, en febrero de 2012, mediante el decreto 258 el Ministerio de Salud de Colombia expone que “la evidencia médica disponible es insuficiente para concluir sobre el riesgo para la salud de la población con prótesis o implantes mamarios PIP”, y dispuso, como medida preventiva, facilitar el retiro de esos implantes y definió 24 hospitales públicos del país para ese objetivo.

Para muchas, el remedio llegó tarde. La directora de H2O dice que “en el 98 por ciento salen rotas o exudadas, han cambiado a un color amarillo, carmelito o verde por contaminación con fluidos corporales. Y por microperforaciones esta silicona ha migrado incluso a los tobillos, pulmones y cuello, ocasionando diversos casos de cáncer.

Médicos e instituciones no pueden hablar para no causar alarma. Somos unas 35.000 colombianos pero también hombres contaminados que no sabemos qué nos va a causar en el futuro, llevamos un ácido que nos está quemando por dentro”.

Apoyo a víctimas

La fundación, constituida en el 2010, se dedica “al apoyo y acompañamiento a personas afectadas por implantes mamarios de mala fabricación y también al acompañamiento jurídico y sicológico a víctimas de procedimientos estéticos y quirúrgicos mal realizados por mala práctica médica”.

Vía El Tiempo.

Exit mobile version