Todo el mundo sabe que el cerebro humano necesita entre 6 y 8 horas de sueño diarias para funcionar perfectamente. Pero, como suele ocurrir, el camino de la teoría a la práctica es muy largo: según datos del CIS en noviembre de 2014, casi un 58% de los españoles duerme menos de siete horas al día. Probablemente, la mayor parte no sea consciente de los riesgos a los que se están exponiendo; peligros para el cerebro que encontramos rigurosamente explicados en el blog Science.Mic. Así lo reseña abc.es
Si no duermes lo suficiente, perderás memoria a largo plazo. Cuando la mente aprende nuevos datos, el hipocampo modifica su patrón de actividad neuronal; y ese patrón se reproduce mientras dormimos para fijar la información. Así, menos sueño equivale a fijar menos recuerdos. De hecho, si a lo anterior añadimos que la falta de descanso también influye en el lóbulo parietal y el córtex prefrontal, según algunos estudios podríamos incluso crear memorias falsas o erróneas a partir de nuestras experiencias si no tenemos las pilas bien cargadas.
Otra de las consecuencias de esta mala costumbre puede ser la toma de decisiones demasiado arriesgadas. Primero, la activación del córtex prefrontal en estado de somnolencia puede hacer que creamos que esa decisión será acertada. Y cuando fracasemos, la baja actividad en la región cerebral vinculada al castigo y la aversión (la ínsula anterior) provocará que nos importe más bien poco. Por cierto, si tienes que hablar en público será mejor que duermas lo necesario: el lóbulo temporal, asociado al procesamiento del lenguaje, te pasará factura si no lo haces.
Como ya habrás notado, cuando dormimos poco tendemos a ser pesimistas y negativos. No dormir interrumpe la conexión entre la amígdala cerebral, una estructura relevante en el procesado de emociones; y la corteza prefrontal medial, que nos ayuda a manejar los sentimientos. Esta es la explicación al mal humor «crónico» de las personas con falta de sueño. Además, renunciar a esas 8 horas de sueño reglamentarias te hará menos ingenioso y original: el cerebro tiende a desactivar el pensamiento divergente cuando le ponemos en esa desagradable situación.
Si no descansamos, tampoco seremos capaces de filtrar la información que nos brindan nuestros sentidos, pudiendo llegar a sufrir alucinaciones. Tanto es así que las personas que duermen poco no sólo sufren déficit de atención, sino que no procesan correctamente la información sensorial visual a través del correspondiente córtex. Esto sugiere que están «desconectados» del mundo a un nivel peligroso. Y lo más importante: recuerda que el daño ocasionado en el tronco del encéfalo puede ser irreparable. Las famosas «curas de sueño» no te devolverán lo que hayas sacrificado.