Como sea, para cada necesidad hay una planta y para lavar naturalmente, lo más común es la Saponaria. Esta planta recibe su nombre, precisamente, por su propiedad jabonosa y limpiadora. También la llaman “Palo Jabón” o “Jaboncillo”.
Sus frutos, que son pequeñas semillas redondas, son los que al frotar producen mucha espuma. Lo mejor es que, durante casi todo el año, el pie del jaboncillo está repleto de estas esferitas espumosas. Se consigue fácil en suelo seco tropical y no requiere mucha preparación: frote las semillas y deje que la espuma haga efecto. El olor con el que queda la ropa y las manos es agradable.
Estos frutos, una vez que se secan, lo que mantiene la propiedad jabonosa es la cáscara; de manera que, si la semilla está seca, descónchela y descarte la nuez.
Esta, por cierto, es muy requerida por artesanos para elaborar collares, rosarios y pulseras.
Cuando se utiliza la concha para lavar, lo recomendable es que se utilice agua tibia, que es donde mejor se disuelve la saponina, la sustancia responsable de la espuma y el efecto limpiador.
Puede prepararse también un jabón líquido para las manos a base de esta planta, triturando la concha de la semilla seca y colocándola en un envase con agua tibia. Lo ideal es que la boca de la botella permita la salida de las trazas de jaboncillo para poder hacer la fricción con la concha.
O simplemente, tome la fruta tierna del árbol y frótela. Este “jabón” es completamente biodegradable y no contamina el agua. Combinado con otros vegetales corta grasa es ideal para fregar platos.
Vía El Informador.