Este es un gobierno que siempre ha pretendido echarle la culpa de sus fracasos a los demás, siempre han querido construir un enemigo interno y uno externo para tratar de justificar su ineficacia, su incapacidad e ineptitud, sobre todo en el tema la corrupción, gran responsable de la mayoría de los males que hoy tenemos en Venezuela.
Así como en el problema del sector eléctrico ha habido una enorme corrupción y un gran fracaso, y cuando existe una crisis en cualquier sub estación, como pasó recientemente en Aragua, dice el gobernador, que esa es la oposición que lo ha hecho, en otras oportunidades le han echado la culpa a las iguanas, hoy tenemos a Gustavo González, un ministro de Interior y Justicia que frente al gran problema de la inseguridad ha dicho: “Hay crímenes de mucho impacto y muy violentos. Yo no trabajo con lo cualitativo y cuantitativo del modelo de expresión matemático aritmético, yo no puedo, pero estoy seguro, estoy seguro que está disminuyendo, te lo puedo jurar que está disminuyendo”. No obstante, un funcionario que se expresa así, no tiene ni la capacidad, ni la disposición de resolver el gran problema de la inseguridad. Ahora el gobierno dice que la inseguridad en Venezuela es culpa de los paramilitares y también de la oposición. Yo no conozco, ni tengo relación con grupos subversivos, ni con gente de las Farc ni de los paramilitares ni de los boliches, porque todos son grupos irregulares que están al margen de la ley. Por lo tanto, si eso existe, el gobierno lo que tiene que hacer es combatirlo, pero el problema es que no termina de admitir que aquí en Venezuela, hay grupos armados, protegidos por el gobierno nacional, que los usó como brazo ejecutor para repeler a la disidencia venezolana, y hoy se les fue de las manos y no tienen ningún control sobre ellos.
En este orden de ideas, tampoco terminan de asumir su responsabilidad en el fracaso del sistema carcelario. Uno de los grandes centros de control, de manejo y de liderazgo negativo, se conduce desde las cárceles de Venezuela, a través de los llamados pranes, y lo hemos denunciado en varias oportunidades, el gran negocio que manejan los pranes lo conoce perfectamente Iris Varela, Ministra de Asuntos Penitenciarios, y no sé por qué razón siguen manteniéndola en ese cargo, porque no solo ha demostrado incapacidad, negligencia e ineptitud para resolver este problema, sino que al parecer, facilita que este tipo de cosas sucedan. Desde que se creó este ministerio hace cuatro años, lejos de ser una solución, se convirtió en lo peor que ha ocurrido, porque los delincuentes desde las cárceles tienen no sólo tienen todas las facilidades sino que desde allí se conduce y se lideran la mayoría de los actos delincuenciales en el país.
Lamentablemente, y con una impunidad que alcanza el 90 por ciento, ya están ocurriendo otros hechos de confrontación de la gente, que toman la justicia por sus propias manos de manera desesperada, y ese es un camino altamente peligroso, negativo que hay que evitarlo. Por lo menos, ese hecho que ocurrió recientemente en San Francisco de Asís, estado Aragua, donde un grupo de personas impotentes porque no hay solución a ese gran problema, se lanzó a las calles a hacer justicia por el asesinato de un comerciante de la zona y no sólo hubo dos muertos, sino que la gente indignada quemó la sede de la policía. Esas cosas no pueden hacerse. Sin embargo, esos son los niveles de desesperación del ciudadano común y corriente, quien está acorralado por el hampa, preso en su vivienda y ni siquiera allí está seguro porque se meten en sus casas a cometer delitos, a atracar y a asesinar. Por lo tanto, este problema amerita de soluciones, más allá de los discursos brabucones de Nicolás Maduro que no terminan en nada y que no resuelven nada y de los discursos destemplados de sus ministros y algunos gobernadores, el problema de la inseguridad deben solucionarlo y enfrentarlo. Aquí ha habido infinidad de planes de seguridad, el último fue el Plan Patria Segura, y nunca habíamos tenido una patria tan insegura como ahora.
Los indicadores allí están. En 2014, cerramos las cifras rojas con más de 24 mil fallecidos producto del crimen y la violencia; en lo que va de año, ya pasamos los 10 mil fallecidos a nivel nacional, en La Gran Caracas, van más de 3 mil 500 fallecidos, y cada día y cada hora en cualquier rincón del país existe una nueva víctima del hampa. Esto es un reflejo de que el gobierno no está tomando las medidas para resolver el asunto, y tienen que entender de una vez por todas, que este no es un problema político, sino de salud pública. Porque nadie de la oposición va a querer que este problema exista para que el gobierno se hunda o para sacarle provecho, repito este es un problema de salud pública que nos afecta a todos y que todos en algún momento sin distingo de raza, credo, religión o ideología política, podemos ser víctimas como ya una inmensa mayoría de los venezolanos ha vivido en carne propia directa o indirectamente, los arrebatos del crimen y la violencia en Venezuela.
Ismael García
Diputado a la Asamblea Nacional
Primero Justicia
@ismaelprogreso