En un litro de agua de mar o de un lago hay mil millones de partículas virales, en su mayoría desconocidas. Ahora, un equipo de científicos ha descrito por primera vez la composición genética de los virus en los lagos árticos y ha señalado que son únicos. EFE
Esta es la principal conclusión de un estudio liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) que se publica en la revista Science Advances, en colaboración con el Centro Universitario de Svalbard (Noruega).
La investigación se ha llevado a cabo en los lagos del archipiélago Svalbard, a 1.300 kilómetros del Polo Norte.
Los virus son las entidades biológicas más abundantes. Bajas temperaturas, ausencia de luz en invierno y pocos nutrientes son las condiciones extremas a las que se enfrenta la compleja comunidad que habita el Ártico.
En concreto, en este trabajo los científicos han logrado, gracias a las nuevas técnicas de secuenciación, describir la composición genética de los virus presentes en los lagos árticos.
“Las nuevas tecnologías de secuenciación nos están permitiendo descubrir una gran diversidad de virus en los ecosistemas naturales. Una pregunta importante es conocer qué virus son capaces de sobrevivir en ecosistemas extremos como los ecosistemas polares”, explicó a Efe Antonio Alcamí, quien lidera esta investigación.
Su equipo, del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (del CSIC y la Universidad Autónoma de Madrid), analizó hace unos años la comunidad vírica de la Antártica y constató su alta diversidad.
Ahora, le ha tocado el turno a los virus de los lagos árticos, diferentes a los de la Antártida, según este trabajo, lo que “sugiere que las comunidades de virus en ambos polos han estado aisladas durante mucho tiempo y han evolucionado en tiempos recientes de forma independiente”.
Según este investigador, los virus presentes en los lagos de agua dulce del Ártico también son distintos a los del océano Ártico.
Otro de los aspectos importantes que destaca este trabajo es que se ha encontrado una diversidad biológica similar a otros ecosistemas más templados.
Según Alcamí, los libros de ecología dicen que la diversidad biológica disminuye cuando nos acercamos a los polos, donde encontramos condiciones más difíciles para que los organismos puedan sobrevivir; “pero esto no se aplica a los virus”.
No obstante, ha subrayado que el por qué de tanta diversidad de virus en un ambiente extremo es algo que no entienden todavía.
Las nuevas tecnologías han permitido secuenciar todo el material genético de la comunidad de virus en un ecosistema.
Para ello, los investigadores extrajeron el material genético (libro de instrucciones que contiene los genes que definen a cada organismo) y lo secuenciaron (rompieron los genomas de los virus en trozos pequeños y obtuvieron secuencias).
Así, determinaron más de 35 millones de secuencias de los genomas de estos virus, que compararon con otras bases de datos: “La mayoría de los virus que hemos estudiado en el Ártico son completamente nuevos para la ciencia”, ha concluido Alcamí.
“Nueve de cada diez no tienen parangón con los virus descritos hasta el momento”, añadió Daniel Aguirre de Cárcer, también autor del artículo.
Este trabajo servirá para entender mejor en estudios futuros cómo son capaces los virus de influir en el equilibrio de los ecosistemas. Se estima que un 20 % de las bacterias oceánicas muere cada día por infecciones virales.