Un poblado suburbano de Cincinnati está abrumado por el olor de los gatos: los vecinos mantienen cerradas las ventanas debido a la pestilencia que plaga los vecindarios. AP
El concejo local de St. Bernard ya presentó varias quejas por el insoportable olor de los gastos ferales que rondan las zonas residenciales, reportó el diario The Cincinnati Enquirer (http://cin.ci/1JVeha8).
La concejal Diana Schildmeyer dijo que los desechos de los felinos son tantos que el concejo necesita actuar. “Los vecinos me llaman. No pueden salir de su casa”, agregó.
Una casa fue amonestada hace poco por la oficina de salud pública del condado de Hamilton después de que un inspector observara casi 20 gatos en la propiedad.
En marzo, el fiscal de St. Bernard, Curtis Walden, propuso sin éxito una ordenanza que habría dado facultades a la policía para capturar y sacrificar a los gatos ferales.
Charlotte White-Hull, una defensora en el grupo Ohio Alleycat Resource, dijo que retirar a los gatos de la ecuación no resuelve el problema. Agregó que si fuera adoptada la ordenanza de la eutanasia, otros gatos llegarían para aprovechar la falta de competencia por comida y refugio.
El grupo espera que los vecinos de St. Bernard capturen a los gatos con trampas y los lleven a esterilizar, pero según las autoridades esto hará que empeore su comportamiento.