Un hombre de 36 años de edad murió como consecuencia de los golpes, cuchilladas y quemaduras que le propinó una poblada en el barrio 8 de Diciembre de San Cristóbal, publica El Nacional.
Julio César Palomo Moreno falleció el martes en el Hospital Central de la capital tachirense. Oficiales de la Policía Nacional lo rescataron cuando ardía. Los habitantes del lugar lo hirieron, luego lo rociaron con gasolina y le prendieron fuego.
El hombre tenía antecedentes por robo en Caracas y en Táchira. Recientemente estuvo detenido en esa región, pero quedó en libertad bajo régimen de presentación.
El mes pasado, en Caracas, también se registraron intentos de linchamiento en Los Ruices y Lomas del Ávila, cuando vecinos atraparon a presuntos delincuentes y los golpearon con objetos contundentes hasta dejarles heridas de gravedad. En los primeros meses de 2015 la prensa reportó otros ocho casos en Bolívar, Carabobo, Nueva Esparta y Caracas.
En un informe presentado la semana pasada, Provea alertó sobre el incremento de las ejecuciones extrajudiciales en el país durante 2014. En ese rubro fueron incluidos los linchamientos.
El criminólogo Freddy Crespo reveló que solamente en Mérida han ocurrido desde mayo cuatro intentos de grupos de personas por tomar la justicia por cuenta propia mediante la eliminación física de supuestos delincuentes.
Indicó que la naturaleza de los linchamientos está cambiando en el país. Según su explicación, tradicionalmente estas acciones han sido contra personas señaladas de haber cometido algún “delito repudiable”, como son las violaciones de menores y actos lascivos.
Ahora, la acción violenta popular se encamina hacia los delincuentes comunes que frecuentan las comunidades, conocidos como azotes.
Esta apreciación pareciera confirmarse con los casos reportados en junio. Todos los fallecidos eran hombres señalados por delitos comunes, sometidos y ultimados con objetos contundentes y cortantes. En cinco casos fueron atacados por la poblada poco después de haber cometido alguna fechoría.
“La gente empieza a liberar tensiones acumuladas. Es ira social encaminada hacia esos individuos. En la medida en que el Estado pierde posicionamiento para garantizar la seguridad, las personas y las comunidades adoptan medidas para retomarla”, afirmó.
J. I. M./El Nacional