Este año, Venezuela ha pasado de ser el segundo mayor importador de carne de ganado del mundo a adquirir casi nada, de acuerdo con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos. Un descenso de 127.000 vacas en lo que va del año, reseña el portal Bloomberg en su publicación Steak Is One More Thing That’s Disappearing in Venezuela (en inglés).
Como todo lo demás que ocurre en Venezuela en estos momentos, pudieran echarle la culpa a la caída de los precios del petróleo.
El descenso de las exportaciones de mayor valor para el país ha devastado sus reservas de divisas, dejándolo con unos pocos dólares para importar alimentos no esenciales. Las reservas están cercanas al mínimo de hace 12 años, 16.3 billones de dólares, con un desplome de hasta mil millones en el último mes.
La industria local de carne no lo está haciendo mucho mejor. La matanza de las vacas domésticas se redujo casi a la mitad en abril, cerca de 31.000 cabezas, según la Asociación de Industriales de la Carne. La escasez todo, desde transporte para las vacas, pasando por la falta de financiamiento y los controles de precios ha influido en la desaparición de los rebaños de vacas raza brahmán que paseaban por la exuberante sabana de Venezuela.
El gobierno ha fijado el precio de un kilogramo (2.2 libras) de carne de res de primera en 250 bolívares o USD $ 1.3 en el cambio oficial más débil (0.5 dólares al paralelo actual).
Estos precios bajos han dejado vacíos los supermercados, ya que los proveedores de carne envían el producto a establecimientos no regulados donde cuesta hasta 10 veces más del precio establecido.
Para el gobierno socialista, que se enorgullece de elevar el consumo, esto es un gran problema. El difunto presidente Hugo Chávez y su sucesor elegido a dedo, Nicolás Maduro, se han aferrado al poder durante 16 años a través de una cúpula militar. El ministro de Agricultura Yvan Gil se ha jactado de decir que un venezolano promedio comía carne tres veces más en 2012, que lo que consumía antes de de Chávez (90 kilogramos por año).
Esa cifra ha disminuido desde entonces. Incluso, antes de la caída de las importaciones, el consumo per cápita de carne de res y pollo se desplomó 10 kg por persona de bajos ingresos en 18 meses, hasta junio de 2014, según los últimos datos disponibles en el Instituto Nacional de Estadística.
“Durante muchos años el gobierno ha utilizado los alimentos como herramienta política ”, priorizando las importaciones en detrimento de la producción nacional, dijo Otto Gómez, el presidente del Consejo de la Carne de Venezuela, un grupo comercial. “Cuando el precio del petróleo cae, como ahora, este tipo de programas son imposibles de mantener “.
– Con información de Nathan Crooks y Andrew Rosati.
Traducción libre realizada por LaPatilla.com | Fuente: Bloomberg