Les traemos, en ocasión de la llegada de los “restos simbólicos” de los restos de Pedro Camejo “Negro Primero” al Panteón Nacional el pasado 24 de agosto, les traemos un artículo escrito por el escritor e historiador Carlos Maldonado-Bourgoin, publicado originalmente en el diario Correo del Caroní el 27 Octubre 2013. Escribe Maldonado “Me sorprendió un día oír de labios de una joven profesional su admiración a Pedro Camejo “afrodescendiente primero”. Le dije, muchos más galones en la gesta libertadora tienen Leonardo Infante o José Laurencio Silva, que eran bien quemaditos, por cierto.” Lea a continuación el artículo completo.
De Fantasía
Los pueblos consolidan sus mitos y fantasías, hay también los que se los construyen y deforman. Buscar los orígenes, en cierto modo, es tener la clave para desmontar la carga altamente perniciosa con la que se está alimentando el imaginario colectivo popular.
Uno de ellos es el tan discutible culto a Bolívar. Para la gran mayoría de los venezolanos el padre de la patria es una entidad santera que nos va a sacar de donde estamos, a la que se reza, se le ponen velones y se le hacen sahumerios… Bolivariana es cualquier cosa sacada de la manga producto de la improvisación y del subdesarrollo…
No encontramos en el “bolivarianismo” la referencia a la virtud, el culto a la amistad, al trabajo, la tenacidad, la obstinación del héroe. Bolívar fue el crisol de las herencias culturales y sanguíneas que construyeron y todavía están construyendo a la América de habla española y portuguesa. Bolívar fue un producto de la ilustración y un forjador de la historia. No una hidra vandálica.
Hasta la iconografía bolivariana ha sido cambiada por héroe con cara de conejo. La pequeña historia de la sangre negra de Bolívar convertida en caldo de cultivo. El libro El nudo deshecho: Compendio Genealógico del Libertador (Antonio Herrera Vaillant), suficientemente aclara el supuesto con que se ha armado esta trampa. “¿Hay venezolanos que tienen sangre africana? Por supuesto, son bastantes. ¿Y sangre española? Muchísimos. ¿Y sangre indígena? Montones (Gustavo Coronel).
Me sorprendió un día oír de labios de una joven profesional su admiración a Pedro Camejo “afrodescendiente primero”. Le dije, muchos más galones en la gesta libertadora tienen Leonardo Infante o José Laurencio Silva, que eran bien quemaditos, por cierto. El primero triunfador de la batalla de Boyacá, el segundo con más de cincuenta heridas de guerra, estuvo en todas la campañas y batallas importantes, por último, acompañó a Bolívar hasta su último aliento y morada. Me respondió la muchacha: -Es que Camejo, era más puro-. ¿No es esto racismo?
El mito del Negro Primero lo crea don Eduardo Blanco. El militar y escritor, seguidor de Chateaubriand y Víctor Hugo, quiso dar dimensión literaria a la gesta libertaria al escribir Venezuela Heroica. De la Grande Armée napoleónica sacó el episodio de la despedida del subalterno a su comandante.
Nadie más que el propio testigo y triunfador de la segunda batalla de Carabobo, José Antonio Páez, ascendido en el propio campo a general en jefe por el Libertador, quien en su Autobiografía no cuenta nada de lo de la despedida de Camejo, sólo escribe lo que sigue: “El día de la batalla, a los primeros tiros, (Negro Primero) cayó herido mortalmente, y tal noticia produjo después un profundo dolor en todo el ejército. Bolívar cuando lo supo, la consideró como una desgracia y se lamentaba de que no se le hubiese sido dado presentar en Caracas aquel hombre que llamaba sin igual en la sencillez, y sobre todo, admirable en el estilo peculiar en que expresaba sus ideas” (J.A.P. Autobiografía. Tomo I, PDVSA, Cromotip, 1990, p. 210).
Don Mario Briceño-Iragorry advirtió el peligro de los cultos anclados en el pasado, sólo pasado y nada de presente. En el aquí y en el ahora debemos librar batallas, “…defender la dignidad humana hasta el sacrificio; pensar libremente hasta quedar en la absoluta soledad” (M.B.I.Obras selectas). Vidas Ejemplares fue escrita para que la gente cultivara las virtudes heroicas de los santos y quisiéramos parecernos a ellos. Se trata de crear una conciencia activa y no un mero impulso emocional vacío de sentido y de contenido. Esto último es lo que han hecho e intentado perpetuar, entre mitos y fantasías.
Carlos Maldonado-Bourgoin