Sobre la estrategia y tácticas de quienes hoy diseñan el esquema de un país del que suponen de su pertenencia, nada debe sorprender a los venezolanos. Los “dueños” del Estado tomaron todo su tiempo para fijar la fecha de unas elecciones que aspiran, por todos los medios, convertir en un triunfo propio contra la voluntad de un pueblo cansado de tanto atropello y dispuesto a marcarles en su trasero lo que podrá constituir la gran patada histórica.
No nos cansamos los venezolanos de recibir, uno tras otro, los insultos de quienes desde la cúpula del poder político nos atosigan con mensajes que ponen en evidencia la maledicencia de un régimen que manifiesta abiertamente sus propósitos de dominio total, basado en prácticas belicistas, mientras observamos que las instituciones de un Estado forjadas en democracia se doblegan y prestan a las más perversas marramucias destinadas a garantizarles su perpetuidad en la conducción del país.
No existe un tribunal de justicia que contradiga las aberrantes decisiones gubernamentales que llueven sobre una población y una institucionalidad que ha perdido sus defensas, cual cuerpo enfermo; como tampoco un organismo electoral que asuma el sagrado rol, para el cual fue creado, de garantizar procesos comiciales pulcros y garantes del verdadero respeto de la voluntad popular. Aún no convencen, por ejemplo, los verdaderos resultados de la última jornada que permitió al actual presidente acceder a la primera magistratura del país; como tampoco las modificaciones introducidas en el patrón electoral para lograr el “milagro” de darle mayor representatividad en la Asamblea Nacional a quienes menos votos obtuvieron en todo el país; ni han sido convincentes las causas que llevaron al Consejo Nacional Electoral a retardar el anuncio del cronograma electoral del venidero proceso. Y con el caradurismo que caracteriza a toda la élite del gobierno cínico-militar, la presunta jefa del Poder Electoral, Tibisay Lucena, se presenta ante el país en plan de víctima de sectores que, según lo indicó, han tratado de desprestigiar al organismo.
Y no tardó mucho la señora Lucena, para anunciar nuevas imposiciones con las que de alguna manera se tratará de introducir cambios en la dinámica de escogencia de los candidatos y candidatas a la Asamblea Legislativa, mediante un reglamento que, según asegura, deberá garantizar la equidad de género en las postulaciones. Es decir, el reglamento lo anuncia después de haber dejado correr tanto tiempo y que los partidos de oposición realizaran su propio proceso de escogencia.
Pero, mientras la cúpula gubernamental se las inventa para imponer los obstáculos destinados a frenar lo que evidentemente está en camino, como viene a ser la recuperación de la Asamblea Nacional para la democracia que sigue como llama viva en la mayoría del pueblo, el CNE de Diosdado y de Jorge Rodríguez, sus verdaderos jefes en la actual distribución del poder psuvista, calla ante anuncios como el de Maduro de salir a la calle para evitar el reconocimiento de las elecciones si triunfara la oposición, como teme. No se ocupa tampoco la señora Lucena de verificar denuncias como la divulgada por gente proveniente del propio chavismo, como Jorge Giordani, sobre la procedencia y gigantesco despilfarro de los fondos del Estado para el patrocinio de una campaña electoral donde el candidato se encontraba ya desahuciado.
Por estas y muchas otras razones, es por la que insistimos en nuestra actitud de entender a qué tipo de adversario nos enfrentamos y recomendar la mayor prudencia en estos momentos en los que, tal vez como nunca antes, los verdaderos demócratas nos encontramos muy próximo a rescatar el poder político para el pueblo; y, en cuanto al tradicional jueguito de la gente del régimen de emplazarnos para que establezcamos el compromiso previo de respetar los resultados electorales, solo nos queda decir: cuando se juega contra tramposos es preciso completar la jugada para aceptarla… Y que nada ni nadie interrumpa el camino hacia la victoria.
Twitter: @JJMorenoA