Sería una gran irresponsabilidad silenciar el fraude que se gesta a través del CNE para burlar los resultados de las elecciones parlamentarias. La brutal abstención en las elecciones internas del PSUV es un anticipo de la descomunal paliza que recibirán el 6 de diciembre. No hay mayor prueba del descontento con el binomio Maduro-Cabello que ese domingo de “escualidez” de votantes a pesar del prolongado horario de votación y las groseras amenazas presidenciales de saber quién votó y quién no. Según fuentes de inteligencia, votaron 980.000 personas, la mayoría, empleados públicos presionados bajo despido.
La situación es desesperante para el gobierno, Maduro sigue cayendo en popularidad, lo revelan todas las encuestas, hasta la que manejan los cubanos, con 88% de rechazo. La ventaja de la oposición es apabullante, traman cualquier artimaña para robarse las elecciones, desde impedir una observación internacional confiable como la de la OEA y la Unión Europea y anunciar la presencia alcahueta de Unasur, presta a “blanquear” las trampas; además del bloqueo de las inscripciones de más de 2 millones de nuevos votantes que no pueden registrarse por falta de información y, el saboteo ridículo con la paridad de género cuando la oposición tenía listas sus planchas. Ahora impedirán la tarjeta única, gran logro de la Mesa de la Unidad, para fragmentar el voto y dar margen a manipulaciones “esmartmatizadas”.
Es algo que no podemos ver indiferentes, como tampoco las declaraciones del presidente Maduro al amenazar con “lanzarse a la calle” si la oposición gana las elecciones, debería ir preso por incitar a la violencia. Por mucho menos de eso mandaron a la cárcel al líder de Voluntad Popular, Leopoldo López.
Podemos esperar cualquier trastada del régimen, como Maduro continúa desinflándose y no tiene control sobre el país podrían suspender las elecciones a través de un decreto del Tribunal Supremo de Justicia, para que Diosdado Cabello cumpla su sueño de terminar el período presidencial, como el que encargó de la presidencia a Nicolás Maduro cuando murió Hugo Chávez.
Diosdado y Raúl
El G2 y el Departamento América analizaron la reunión solicitada por Diosdado Cabello con Raúl Castro –que duró cuatro horas– y se encuentran pesimistas. Consideran que fue un error hablar antes con Lula y Thomas Shannon, que cuando se vio con el juego trancado fue que habló con Raúl, que no es santo de su devoción. Según fuentes de inteligencia, como fracasó en sus gestiones fue a pedir apoyo a los Castro para una transición dirigida por él, porque cuenta con un gran apoyo de la Fuerza Armada y del TSJ. Según esa versión, Raúl le habría dicho lo mismo que Chávez en una oportunidad, que ambos –Maduro y Cabello– tenían que morir juntos para evitar que los militares disidentes y la oposición lleguen al poder, por eso propuso llevar instructores cubanos a las Fuerzas Armadas, porque creen que Cabello, a pesar de lo que diga, tiene un gran rechazo. Raúl quiere evitar las elecciones parlamentarias porque sabe que el gobierno las tiene perdidas.
Tic Tac
1- Las acusaciones sobre blanqueo de dinero ligadas a Pdvsa en la banca de Andorra congelaron dineros de las FARC. Según fuentes militares, para resarcir a la guerrilla, alrededor de 25 gandolas diarias de combustible se cargan en Bajo Grande, que son asignadas a estaciones de gasolina en el Zulia, pero son desviadas a la frontera para la guerrilla, obligando a empleados de dichas estaciones a firmarlas como recibidas.
2- Raúl Castro ordenó suspender el discurso de Maduro sobre el litigio del Esequibo con Guyana, previsto para esta semana en la Asamblea Nacional.