Los fines de semana, Eulogio del Pino sube por las montañas del Parque Nacional El Ávila que se yerguen un kilómetro y medio por encima de la capital de Venezuela. Es un ascenso empinado, y se parece a su trabajo como presidente de Petróleos de Venezuela SA, el gigante energético estatal que posee las mayores reservas mundiales de crudo, publica The Wall Street Journal.
Por KEJAL VYAS/ The Wall Street Journal
Desde su nombramiento en septiembre, el ejecutivo, que estudió en la universidad estadounidense de Stanford, ha intentado enderezar el rumbo de una empresa afectada por la caída de 50% en los precios del petróleo, una menor producción de crudo, instalaciones decrépitas y una fuerza laboral inflada que se ha triplicado en los más de 16 años desde que el fallecido Hugo Chávez dio comienzo a su particular revolución.
El petróleo representa 96% de los ingresos en dólares de Venezuela, así que el gobierno del presidente Nicolás Maduro apela a su gallina de los huevos de oro para ayudarlo a superar una crisis marcada por una inflación por las nubes y la escasez de dólares. “Esta situación es difícil, pero vamos a superarla”, les dijo Del Pino a trabajadores en un discurso este año. “Esto es parte de una guerra”.
Aunque el ejecutivo no lo dice públicamente, su mandato en el sentido más amplio es devolverle a la empresa su enfoque en el petróleo. Durante más de una década, PDVSA fue tanto una entidad política como empresarial. La compañía administró programas sociales que abarcaron desde distribución de alimentos hasta construcción de viviendas, iniciativas predilectas de Chávez.
El antecesor de Del Pino, Rafael Ramírez, era un confidente cercano del caudillo venezolano y un exponente destacado de la retórica antiestadounidense y prosocialista del gobierno. Durante sus 12 años al frente de PDVSA, dedicó más de US$230.000 millones en ingresos para pagar programas sociales y contribuir a fondos de desarrollo fuera del presupuesto, según reportes anuales de la empresa.
El giro hacia el activismo social, financiado por los altos precios del petróleo, ayudó a impulsar la popularidad del gobierno, pero dejó a la empresa en mal estado. En 1998, la producción era de 3,4 millones de barriles diarios, pero para 2014 había caído a 2,7 millones de barriles, según cifras de la Agencia de Información de Energía de Estados Unidos, muy lejos de los seis millones de barriles al día que la empresa quiere alcanzar para 2019. Además, una red de refinerías que alguna vez fue sólida ha sido afectada por accidentes frecuentes, lo que contribuyó a un aumento de casi cinco veces en el gasto de Venezuela en 2014 para importar productos refinados, según Import Genius, un servicio que hace seguimiento al tránsito de buques cisterna.
La designación de Del Pino como titular de PDVSA fue considerada una señal de cambio tras años de acusaciones de corrupción durante la gestión de Ramírez. Dos funcionarios a cargo de la distribución de gasolina fueron arrestados en febrero bajo acusaciones de corrupción y numerosas personas fueron apartadas de los altos mandos, incluidos varios familiares de Ramírez.
“Está lejos de ser un político”, señaló Evanan Romero, un ex viceministro de energía que contrató a Del Pino a comienzos de su carrera para trabajar en la prestigiosa división de investigación y desarrollo de PDVSA. “Tenía un perfil muy discreto, así que debo decir que me sorprendió cuando lo vi en un estrato tan alto del chavismo”.
De todos modos, el papel de Del Pino se ha expandido más allá del petróleo. Encabeza un comité presidencial para renovar otras industrias con amplio control estatal, como la siderurgia. También ha participado en manifestaciones de trabajadores en apoyo al gobierno. En marzo, alentó a los empleados rasos de PDVSA a firmar una petición respaldando al presidente Maduro en un enfrentamiento diplomático con EE.UU. “PDVSA es un bastión de esta revolución”, dijo Del Pino.
En tanto, Venezuela ha apostado a impulsar la producción de crudo pesado en un área gigantesca en el oriente de país. Funcionarios de PDVSA intentan atraer socios para emprendimientos conjuntos al ofrecerles más control operativo y financiero. Desde la llegada de Del Pino, algunos socios pueden invertir en proyectos directamente en lugar de hacerlo a través de un intermediario de PDVSA. Una tasa de cambio preferencial para las petroleras mantiene los costos de producción por debajo de US$10 el barril, lo que hace que los proyectos sean atractivos pese a la caída de los precios, dicen personas cercanas a la empresa.
Maduro ha anunciado inversiones de Rusia, Qatar y China que aún no se han materializado.
Para tratar de que la industria se recupere, PDVSA está importando crudo liviano para mezclarlo con su petróleo extra pesado para exportar. También está retrasando importantes inversiones. La empresa necesitará US$247.000 millones en inversiones entre 2016 y 2019.
El año pasado, recortó el gasto social en 59% frente a 2013 a US$5.000 millones, mientras que los gastos en perforación y desarrollo subieron 62% a US$23.000 millones, según reportes anuales.
Lograr una recuperación no será fácil. Algunos socios en la faja del Orinoco, como ONGC Videsh Ltd. de India, son renuentes a invertir, frustrados por el desarrollo lento de los proyectos y las dificultades para repatriar ganancias.
Pero Del Pino ha sobrevivido otras crisis. Su gran ascenso en la empresa se produjo a fines de 2002, cuando hizo frente a un paro devastador por parte de la mayoría de los altos gerentes de PDVSA que buscaban sacar a Chávez del poder. Con la ayuda de Del Pino y otros, Chávez sobrevivió la huelga. Casi 20.000 trabajadores fueron despedidos, asegurando el control de Chávez sobre la empresa pero despojándola de profesionales calificados.
“Llegó lejos al ser la persona de confianza en PDVSA”, dijo Francia Galea, una ex colega que ahora trabaja en Kuwait.
El rol de Del Pino como número dos de Ramírez plantea preguntas sobre hacia dónde llevará a la compañía. “Eulogio tiene su parte de responsabilidad en esa gerencia que tuvo muchas fallas”, dijo Rafael Quiroz, un consultor petrolero y ex asesor de PDVSA.
La empresa tampoco tiene dinero para invertir en proyectos que tendrían sentido. En los últimos meses, el equipo de finanzas de Del Pino ha contratado a asesores para hallar formas innovadoras de ahorrar dinero y utilizar activos abandonados, dijeron fuentes al tanto. Los planes que se evalúan, como usar grandes cantidades de coque para producir energía, podrían generar miles de millones de dólares en ahorros, según una persona al tanto, así como más colateral para pedir préstamos.