Dada esta explicación sobre lo que fue el feudalismo, pregunto, ¿no es acaso el trato arbitrario e impersonal del modo de producción feudal, uno de los rasgos más distintivos de la relación de poder del régimen gubernativo nacional con el pueblo venezolano? No constituye un elemento distintivo de su praxis gubernativa, la ausencia de la Carta Magna y de las leyes como instrumentos mediadores para la convivencia en un ambiente de justicia y de libertad? Sin lugar a dudas que sí. Esto le dibuja al gobierno nacional una silueta medieval en todas sus actuaciones, realidad que se constata a través del estatus de servidumbre aplicado a la ciudadanía cuando se le impone ejecutar todo lo encomendado por su partido político sin derecho a chistar, a la usanza de los mecanismos de dependencia del siervo con la nobleza explotadora. Para colmo, el usufructo de los activos y medios de producción del Estado venezolano de parte de la camarilla que nos gobierna, al mejor estilo del clero eclesiástico en la Europa feudal, bosquejan a estos personeros políticos como los nuevos “señores” en este mal llamado “socialismo del siglo XXI”. Por ello, pudiéramos atrevernos a afirmar que las estatizaciones y confiscaciones llevadas a cabo en el país sólo sirvieron para la consolidación del poder de una plutocracia constituida por una casta de burócratas enquistados en la cúpula gubernamental; esta afirmación se refuerza a través del triste papel de convidados de piedra que desempeñan nuestros trabajadores del sector público, de lo cual pudieran servir de ejemplo, los adscritos a las empresas básicas, engañados con una supuesta autogestión que nunca llegó, manifestándose por el contrario, una especie de feudalismo industrial mediante el cual se intensificó el terror represivo ante cualquier señal de descontento por sus actuales condiciones laborales o por sus aspiraciones reivindicativas. Esto, sin lugar a dudas, es expresión del nuevo servilismo al cual quiere apelar el cenáculo político que nos regenta.
Estamos en presencia, pues, de una administración dirigida por burócratas de pensamiento feudal, apartados de la modernidad, de la justicia y del progreso. En síntesis, de un neofeudalismo a la venezolana.
“Los pueblos rebeldes caminan hacia la libertad; los pueblos sumisos marchan hacia la esclavitud”.
Librado Rivera
TARQUINO BARRETO