Los líderes de la eurozona sortearon el abismo de la salida de Grecia del euro y de que ello arrastrara al resto de la eurozona a un terreno desconocido con un acuerdo unánime, alcanzado tras unas maratonianas y difíciles negociaciones, en las que se han impuesto a Atenas condiciones draconianas.
El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, anunció que los líderes de la eurozona alcanzaron “un acuerdo unánime” para iniciar las negociaciones para el tercer rescate en favor de Grecia, de manera que están “preparados para empezar la negociaciones de llevar un programa al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE), lo que en otras palabras significa continuar el apoyo a Grecia”.
Ello conlleva la autorización inmediata por parte de varios parlamentos de los diecinueve, entre ellos el de Atenas, en donde el primer ministro, Alexis Tsipras, se va a encontrar con grandes dificultades, ya que el pacto alcanzado supera lo rechazado hace una semana en el referéndum.
Tsipras afirmó que su Gobierno dio una “batalla dura” durante seis meses, “luchó hasta el final en favor de un acuerdo que permitirá al país recuperarse” y admitió que tuvo que “afrontar dilemas y hacer concesiones difíciles para evitar la aplicación de los planes de algunos círculos ultraconservadores europeos”.
“Conseguimos ganar la reestructuración de la deuda y una financiación segura a medio plazo”, subrayó el líder izquierdista, que ha tenido que comprometerse a aceptar nuevamente la tutela de las instituciones (Comisión Europea, Banco Central Europeo, Fondo Monetario Internacional).
El Parlamento griego deberá adoptar antes del miércoles una serie de medidas prioritarias relacionadas, entre otras cosas, con el sistema de pensiones, la fiscalidad y la oficina de estadística, para poder dar los parlamentos nacionales el mandato para votar.
El acuerdo supone la entrada en vigor inmediata de reformas de calado para el país, y en definitiva someterse a una tutela de las instituciones que supera con creces la de los dos anteriores programas de rescate.
Se ha acordado, además, que el FMI esté presente en el futuro rescate a Grecia y que se pondrá en marcha un fondo fiduciario a través del cual se privatizarán activos públicos helenos, que estará finalmente en Atenas, y en que el 50 % de sus ingresos se utilizaran para recapitalizar la banca, y del otro porcentaje restante, por partes iguales se destinará a estimular inversiones y pagar la deuda.
El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, destacó que alcanzar el acuerdo “ha sido laborioso y ha llevado tiempo, pero lo hemos conseguido. La CE dijo desde el principio que no aceptaríamos un ‘grexit’ y no lo habrá, así que en cuanto al fondo y a la forma estamos contentos del resultado”.
Se congratuló también de que el Consejo haya aceptado dar luz verde al programa de inversiones de 35.000 millones de euros en fondos estructurales hasta 2020.
Por su parte, el presidente del Eurogrupo y titular holandés de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem, subrayó que todos los países van a trabajar para reconstruir la confianza pérdida.
“Después de 17 horas en la cumbre y de otras 14 en el Eurogrupo, restablecer la confianza fue un asunto central. Hemos logrado un acuerdo con un esfuerzo extra de las dos partes para que Grecia vuelva al camino” del crecimiento, dijo Disselbloem, que consideró que “se ha reconstruido el proceso de confianza entre todos”.
“Europa ha decidido una hoja de ruta. Ahora todo depende de su implementación”, dijo el primer ministro estonio, Taavi Roivas.
Estas maratonianas negociaciones, precedidas por otras del mismo tipo por parte de los ministros de Economía y Finanzas de la zona del euro, han supuesto también un choque de posiciones del eje franco-alemán, ya que se ha evidenciado sus diferentes concepciones del proyecto europeo.
La canciller de Alemania, Angela Merkel, que presionó a Atenas más allá de lo que se podía esperar, aseguró que este acuerdo tiene más ventajas que inconvenientes y que las exigencias a Grecia van en línea con las que se exigieron a España o Portugal a cambio de sus programas de ayuda.
“Está en línea con los programas que hemos acordado con otros países. Enda Keny, Passos Coelho y Mariano Rajoy han hablado mucho de sus programas y de que éste no era nada especial, con excepción de las cantidades que implica”, añadió.
Merkel aseguró que ahora se dan las precondiciones para poder recomendar que el Bundestag apruebe retomar las negociaciones para un programa concreto del MEDE para Grecia, puesto que el acuerdo incluye de un lado “solidaridad” de los Estados miembros y por otro la “voluntad para llevar a cabo reformas” de Atenas, y ha permitido empezar a recuperar la confianza perdida en las pasadas semanas.
Por su parte, el presidente de Francia, François Hollande, -que a su llegada aseguró que haría “todo lo posible” por irse de Bruselas con un acuerdo-, consideró que con este pacto “la soberanía griega se ha preservado”.
A su juicio Francia ha sabido pensar en Europa y no solo en sus intereses nacionales, por lo que destacó que “si la eurozona solo hubiera escuchado una voz (la del bloque más duro con Atenas y liderado por Berlín), igual habría acabado con la salida de Grecia del euro”.
“El objetivo era alcanzar un acuerdo que permitiera a Grecia quedarse en la eurozona”, señaló Hollande, que agregó que “ha habido acuerdo. Grecia se queda en el euro. Europa ha ganado”, apuntó. EFE