Las conversaciones entre Venezuela y Estados Unidos para mejorar sus relaciones diplomáticas no incluyen la liberación de políticos opositores, que están presos acusados de incitar el año pasado una ola de protestas contra el Gobierno, dijo la canciller del país sudamericano en una entrevista con Reuters.
Tras más de una década de ásperas relaciones, Caracas y Washington abrieron en los últimos meses un cauteloso canal de comunicación cooperando en áreas de interés mutuo, como las negociaciones de paz en Colombia y las elecciones en Haití.
A pesar del avance, Rodríguez dijo que Venezuela mantiene su petición de que la embajada de Estados Unidos en Caracas reduzca su personal, una medida que Maduro anunció cuando Obama firmó un decreto que consideró a Venezuela como una “amenaza para la seguridad de Estados Unidos” en marzo.
Pero la canciller Delcy Rodríguez adelantó que las conversaciones no incluyen la discusión sobre una posible liberación de los opositores detenidos, por lo que consideró fue un comportamiento violento e ilegal. Insistió que ello sentaría un peligroso precedente de apología al “terrorismo”.
“No, eso no está en la agenda de conversación”, dijo Rodríguez en una entrevista el martes por la tarde. “Esos ciudadanos están presos por comisión de hechos que son punibles en Venezuela, y además crearon terrorismo en la población venezolana”.
Venezuela comenzó un acercamiento con Estados Unidos, unos tres meses después de que su aliado ideológico, Cuba, anunció en diciembre del año pasado un histórico proceso para descongelar sus relaciones con Washington.
Un alto funcionario de Estados Unidos dijo a Reuters que representantes de su país han presionado al Gobierno de Nicolás Maduro para liberar a los “presos políticos” y dieron a entender que un progreso en ese tema sería crucial para avanzar en la mejora de las relaciones entre ambos países.
El gobierno de Venezuela cuestiona el término de “presos políticos”, y advierte que los manifestantes dañaron la propiedad privada, limitaron el libre tránsito y establecieron trampas que provocaron la muerte de personas inocentes durante las protestas de tres meses que dejaron 43 fallecidos.
“No aceptamos que ningún país ni ninguna extrema derecha venga a justificar acciones terroristas, eso es inexcusable”, dijo Rodríguez. “O hay terrorismo, o no lo hay”.
Funcionarios venezolanos dicen que una mejor comunicación con Washington permitirá una relación más respetuosa y de menos interferencia en los asuntos internos por parte de Estados Unidos, el mayor comprador del petróleo venezolano.
El Departamento de Estado está tratando de reducir la fricción con Venezuela, el mayor crítico del continente a la política exterior estadounidense, luego de que el país del norte y Cuba acordaron el histórico deshielo de sus relaciones a fines del año pasado.
Tensas relaciones
Ambas naciones carecen de embajadores en sus respectivas legaciones diplomáticas. A pesar de ello, funcionarios venezolanos esperan que los diplomáticos puedan ser nombrados pronto. Pero los estadounidenses no son tan optimistas.
Activistas y grupos defensores de derechos humanos han criticado al gobierno venezolano por la manera en que fueron apresados cientos de ciudadanos vinculados a las protestas, entre ellos, el líder opositor Leopoldo López y el ex alcalde de San Cristóbal en el occidental estado Táchira, Daniel Ceballos.
Las autoridades estadounidenses también han insistido en la liberación de ambos opositores que este año mantuvieron una huelga de hambre en reclamo a las violaciones a sus derechos.
La oposición ha denunciado decenas de detenciones arbitrarias y abuso por parte de las fuerzas de seguridad, cuando los manifestantes ejercían su derecho a la protesta.
La organización local no gubernamental Foro Penal afirma que fueron encarceladas más de 3.700 personas durante los tres meses de protestas y aún 73 de ellos permanecen tras las rejas.
La relación entre Venezuela y Estados Unidos ha sido tirante desde que gobernaba el fallecido Hugo Chávez. Washington no condenó un golpe de Estado contra su gobierno en 2002.
Desde entonces, en varias ocasiones, Caracas expulsó diplomáticos estadounidenses por sospechas de que conspiraban contra la revolución socialista de Chávez.
La comunicación entre ambas cancillerías mejoró después de una breve reunión entre Maduro y el presidente estadounidense, Barack Obama, durante una cumbre regional en Panamá en abril, dijo Rodríguez, una abogada que practicó tenis de mesa hasta que sus estudios la dejaron sin tiempo para el deporte.
“Estamos en un proceso de la búsqueda de la regularización de las relaciones”, dijo. “Las conversaciones en la búsqueda de esa regularización van muy bien”.
A pesar del avance, Rodríguez dijo que Venezuela mantiene su petición de que la embajada de Estados Unidos en Caracas reduzca su personal, una medida que Maduro anunció cuando Obama firmó un decreto que consideró a Venezuela como una “amenaza para la seguridad de Estados Unidos” en marzo.
Por Brian Ellsworth/Reuters