El alcalde Martin Walsh anunció el martes que el otrora montón de nieve sucia se había reducido oficialmente a nada. El montón se convirtió en una torre de nieve de 75 pies (20 metros) tras un invierno récord que arrojó más de 110 pulgadas (2,8 metros) de nieve sobre la ciudad.
El montón hizo temblar a los bostonianos hasta llegado el verano, pero no por la temperatura, sino porque contenía más de 80 toneladas de basura y se convertía en una repulsiva montaña de basura conforme se derretía la nieve. Las autoridades señalaron que dos de las ventiscas golpearon después de que los vecinos sacaran la basura, y las topadoras de nieve se llevaron los desperdicios junto con la nieve.
El persistente montón llevó a Walsh a organizar un concurso para pronosticar cuándo se derretiría. El alcalde anunciará los ganadores el miércoles.
En pleno verano y con temperaturas rozando los 90 grados Fahrenheit (32 grados centígrados), el espectacular invierno parece una antigua pesadilla a muchos vecinos de Boston. Otros especulaban —y no con alegría— que el gran montón podría aguantar hasta el feriado del Día del Trabajo, que se celebra el 7 de septiembre.
El gobernador de Massachusetts, Charlie Baker, reflejó el martes la opinión general sobre la noticia, al decir en Twitter: “¡Nuestra pesadilla ha acabado oficialmente!”. AP