Tenemos la impresión de que hay muchos especialistas en el tema electoral. Eso nos da derecho a meter nuestra cuchara.
Cada partido y cada agrupación se piensa poseedor de la verdad y además, piensa que esa agrupación es la que tiene la razón y todos los demás están equivocados.
Venezuela vive tiempos inéditos. Nunca antes, ninguno de sus dictadores había procedido con la crueldad y el ventajismo de los herederos del difunto. Parece, como se discutió en su oportunidad, que los sucesores son menos capaces (o astutos) que su causahabiente.
El anuncio de la celebración de las elecciones parlamentarias el seis de diciembre crea muchas inquietudes en quienes pensamos diferente al régimen que nos destruye. Ya, la manera de anunciarlo por parte de la servidora principal, se presta a muchas interpretaciones y dudas. Y si nos apegamos a los eventos de esta semana, la situación es más complicada.
La vendeta que se realizó en la barriada de la Cota 905 tiene tantas lecturas como lectores. ¿Es una reacción a la violencia y al delito desbordados? ¿ Es una liberación de la competencia? ¿Es motivada porque le robaron su vehículo a uno de los “insiders”? ¿Es la preparación de las excusas para suspender dichas elecciones?
Entendamos que NO estamos en un régimen donde se respete a la ciudadanía, mucho menos a quienes disienten de la nomenklatura.
Leemos con preocupación los distintos argumentos que presentan los representantes de las agrupaciones que conforman la Mesa de la Unidad. Nos preocupan varias situaciones.
En primer lugar, pensamos que discutir la importancia de la tarjeta única es una temeridad rayana con la tontería. Estamos ante un adversario que no sabe la definición de la palabra adversario, y de acuerdo con sus actuaciones, demuestra que es un enemigo. Entonces, pensamos, que la respuesta es una sola. Para enfrentar al enemigo se requiere de un cuerpo sólido que no esté pendiente de las diferencias sino de las coincidencias.
En segundo lugar, hace falta entender que NO estamos en democracia. Estamos ante un régimen que no comulga con la gran mayoría de las condiciones que requiere un gobierno que se acoja a los principios de la DEMOCRACIA con mayúsculas.
Si queremos vivir en democracia tenemos que salir de la dictadura y si queremos salir de la dictadura no podemos utilizar y anteponer las diferencias que se dirimen en un concurso democrático.
Apenas ayer (escribimos el miércoles 15), se difundió la noticia de que se ha dictado un instrumento, naturalmente injusto, que inhabilita por doce meses a María Corina Machado para ejercer “cargos públicos”. ¿Adonde se puede recurrir para someter a la justicia inexistente, la barbaridad intentada?
Procedimientos similares se han dictado con presos políticos que están indefensos y abusados por el régimen.
Las elecciones parlamentarias de diciembre son demasiado importantes para toda la nación. No podemos distraernos en posiciones egoístas ni ideales. Tenemos que luchar hasta vencer. Todos unidos obtendremos una votación abrumadora que no podrá ser “maquillada” por la banda de del CNE que incumple con sus obligaciones.
Dejemos los ejercicios democráticos para cuando tengamos y disfrutemos de DEMOCRACIA!
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@rafael862