Hay quienes todavía se preguntan qué hace Vicencio ‘Enzo’ Scarano ejerciendo la política. Cuestionan por qué simplemente no se quedó como otro empresario en Carabobo. Quizá no hubiera pasado por todo lo que pasó y probablemente viviría tranquilo, sin asedios. Pero la terquedad de exportar su modelo exitoso de gestión al beneficio colectivo puede más que cualquier idea de mesura conservadora. Por Luis Alejandro Borrero/ El Carabobeño
Luce complicado. Scarano atraviesa un nuevo obstáculo: la inhabilitación política. Se lo toma con calma. Parece que ya sabe cómo jugar en un tablero de ajedrez donde el Gobierno controla casi todas las piezas.
Estaba en su casa cuando llegó la noticia. Venía de una consulta médica. “Mi esposa me llamó. El documento le llegó a ella, ni siquiera a mi que soy el afectado”. La Contraloría General de la República (CGR) lo inhabilitaba por 12 meses por supuestamente incurrir en faltas sancionables en el artículo 39 de la Ley Contra la Corrupción -reformada vía Habilitante por Nicolás Maduro-.
-¿Ya se imaginaba que podía venir la inhabilitación?
Era de esperarse. La amenaza siempre ha estado latente. La intervención de la contraloría de San Diego y su policía, la arremetida que hicieron con la CGR para la revisión de mis 11 años de gestión como alcalde. Se veía venir que el Gobierno estaba buscando cualquier excusa para sacarme supuestamente del juego político. Todo el tiempo era un miedo y terrorismo en Carabobo.
Todo está orquestado. “Esta jugada es porque no han podido ganarme en el terreno político”. Tres elecciones, tres victorias. Incluso cuando fue enviado a la cárcel por 10 meses y 15 días, su esposa Rosa reconquistó la alcaldía con más votos que él. Porque como dice Scarano: a la gente no le gustan los atropellos.
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