Los que pasan a diario por la calle 16 de Washington D.C. ven banderas y pancartas frente a los edificios, de las distintas misiones diplomáticas. Hay tres edificios al inicio de la calle 16 desde Fuller: la sede diplomática de Polonia, la Oficina de Intereses de Cuba en Washington y, a su lado, la embajada de Lituania en Estados Unidos.
Fotos Reuters
El edificio donde hoy reabrió la embajada de Cuba en Washington, tras décadas de ser la Oficina de Intereses de Cuba llama la atención por el esplendor de su estilo neoclásico, y así lo describe el portal martinoticias.com.
El conjunto, de tres pisos en piedra caliza, fue diseñado por el estudio de arquitectos MacNeil, de Washington, y construido durante el año 1916, específicamente para funcionar como “Legación de la República de Cuba” ante el Gobierno estadounidense. Al año siguiente el edificio abrió sus puertas y comenzó a funcionar en el número 2630 de la calle 16, zona de la capital estadounidense que ahora es conocida como Adams Morgan.
A la entrada del edificio, en la planta principal, hay seis puertas laterales que conducen a oficinas. Sobre cada una de las puertas, el escudo de las seis provincias en que estaba dividida Cuba en esa época (Pinar del Río, La Habana, Matanzas, Santa Clara, Camagüey y Oriente).
En el centro, sin embargo, se destaca una espectacular escalera de mármol que conduce al piso superior y al principal salón de eventos del edificio, donde a un costado fue inaugurado en 2011 el pequeño Bar Hemingway, que funciona únicamente bajo un estricto sistema de invitaciones. En ese piso superior hay más oficinas laterales contornadas por un corredor adornado con columnas y balaustradas que dan hacia la escalera principal.
En 1923 la “Legación” fue ascendida a la categoría de Embajada, y en el edificio fueron recibidos diversos presidentes de Cuba de visita en Washington.
Cuando Fidel Castro visitó Washington en abril de 1959, estuvo brevemente en la Embajada, donde incluso ofreció entrevistas.
Cuando Estados Unidos rompió sus relaciones con Cuba en enero de 1961, el edificio había pasado por una reforma pocos años antes pero, a partir de ese momento, la representación diplomática se rodeó de un halo de misterio.
En 1977, Estados Unidos y Cuba alcanzaron un acuerdo para establecer Secciones de Intereses en las dos capitales. Fue así que en Washington la antigua embajada de la calle 16 volvió a funcionar, de la misma forma que la representación diplomática estadounidense en La Habana. Pero no fue bajo la protección de Suiza como ahora, sino de la República de Checoslovaquia. Praga asumía la representación de Cuba y Suiza la de Estados Unidos en La Habana.
El 19 de diciembre de 1990 las nuevas autoridades checas, con Vaclav Havel de presidente, le comunicaron a la embajada cubana en Praga que les representarían hasta el 31 de marzo de 1991; entonces Suiza asumió el doble papel para Cuba y Estados Unidos.
El 8 junio de 1978 el grupo armado cubano CORU arrojó un explosivo contra la oficina y en 1977 Omega7 hizo estallar una bomba en la parte trasera del edificio.
Ante el edificio, a lo largo de los últimos 30 años, hubo decenas de protestas de exiliados cubanos.