Dar quimioterapia a personas con cáncer terminal y que se acercan al final de su vida parece causar más mal que bien, de acuerdo con un estudio estadounidense publicado el jueves. AFP.
El hallazgo publicado en el Journal of the American Medical Association (JAMA) Oncology se sustenta en un grupo de más de 300 pacientes con cáncer metastásico, es decir, a los que el o los tumores se les han diseminado a otros órganos desde su lugar inicial de aparición, convirtiendo el cáncer en incurable.
Cerca de la mitad de los pacientes recibieron quimioterapia, que consiste en suministrar potentes químicos al cuerpo para destruir las células cancerígenas y reducir los tumores. Los efectos secundarios de esta terapia suelen incluir debilidad, náuseas, fatiga, confusión y caída del pelo.
La mayoría de los pacientes eran hombres y promediaban los 59 años. Les habían dado en promedio unos cuatro meses de vida. El objetivo del estudio era examinar cómo la quimioterapia afecta la calidad de vida cuando los pacientes se encuentran cerca del final de su vida, particularmente respecto a su capacidad de caminar, hacer actividades y cubrir necesidades básicas.
Basados en las evaluaciones de las personas a cargo de cuidar a los pacientes, que reflejaron el sufrimiento físico y psíquico en su última semana de vida, los investigadores encontraron que la quimioterapia no mejoró la calidad de vida de los pacientes que ya tenían una movilidad limitada.
Y para los que todavía eran capaces de realizar las funciones básicas, la quimioterapia hizo empeorar su calidad de vida.
“La quimioterapia no sólo no benefició a los pacientes con sus capacidades disminuidas, (sino que incluso) parecía más dañino para los pacientes con buen estado funcional”, dijo el estudio dirigido por Holly Prigerson del Weill Cornell Medical College y el Hospital Presbiteriano de Nueva York.
El estudio sugiere que “las directrices acerca del uso de la quimioterapia en pacientes con cáncer terminal pueden necesitar ser revisadas para reconocer el daño potencial del uso de la quimioterapia en pacientes con enfermedad metastásica progresiva”.
En un editorial que acompaña el trabajo, los doctores Carlos Blanke y Erik Fromme, de la Oregon Health and Science University, argumentan que el cambio de pautas para el uso de quimioterapia en todos los casos no es la solución correcta.
Más bien instan a los médicos a desaconsejar a pacientes con cáncer avanzado la utilización de la quimioterapia en sus últimos meses de vida.
“Equiparar el tratamiento con esperanza es inadecuado. Incluso cuando los oncólogos comunican con claridad el pronóstico y son honestos sobre las limitaciones del tratamiento, muchos pacientes sienten una enorme presión para continuar el tratamiento”, dijo el editorial.