Perritos sin PATRIA: También las mascotas padecen escasez, inflación e inseguridad en Venezuela

Perritos sin PATRIA: También las mascotas padecen escasez, inflación e inseguridad en Venezuela

Ya no comen alimentos empaquetados, solo caseros. No siguen tratamientos médicos por falta de medicinas y algunos hasta han sido secuestrados. Al igual que sus amos, las mascotas en Venezuela se ven afectadas por la escasez, la inflación y la inseguridad.

Roselín González tiene cuatro perras: Catira, Pelusa, Bianca y Berpi. Las dos primeras tienen 15 años y consumen Euthyrox y Enalapril para tratar la tiroides y el corazón. Pero como muchos pacientes humanos que dependen de esos medicamentos, Catira y Pelusa no siempre toman sus pastillas.

“Me paso días enteros recorriendo farmacias y a veces no les consigo las medicinas a mis perras. No me imagino lo que siente un paciente que puede morir por la falta de un medicamento”, dijo González a la AFP.





La última vez que el Banco Central de Venezuela publicó su índice de escasez, en marzo de 2014, este se ubicó en 29,4%, es decir uno de cada productos básicos.

– Medicina animal para humanos –

Germán Campos, director de la Asociación de la Industria de Salud Animal que agrupa a 70 empresas que producen e importan alimentos y medicinas para animales, precisó a la AFP que el inventario de productos para mascotas, aves, cerdos, bovinos y equinos está en “niveles preocupantes”: 66% de los productos del sector no estaban disponibles a finales de junio.

“Los médicos veterinarios han limitado los productos que prescriben o recurren a los de uso humano que pueden consumir las mascotas”, apuntó Campos.

En contraparte, el presidente de la Federación Médica Venezolana, Douglas León Natera, refirió a la AFP que muchos pacientes acuden a las tiendas de productos veterinarios para comprar medicinas y sustituir las que no encuentran en las farmacias.

“La gente está buscando antibióticos, esteroides y medicamentos tópicos para enfermedades de la piel en tiendas para animales”, señaló León Natera.

El gobierno de Nicolás Maduro atribuye la escasez de alimentos y medicinas a una “guerra económica” emprendida por el sector privado. Pero el empresariado sostiene que la asignación irregular de divisas para importar impide el abastecimiento pleno de los anaqueles.

Manuel Caraballo, veterinario con 36 años de experiencia, apuntó que la vacuna triple felina para los gatos estuvo más de un año desaparecida en el país. “Muchas clínicas no están haciendo cirugías porque no hay agentes anestésicos ni material para sutura”, dijo.

– Inseguridad –

El secuestro de mascotas no está contemplado como un delito en las leyes venezolanas, pero se ha convertido en una fuente de extorsión.

Así ocurrió con Balú, el poodle de 14 años que pertenecía a Ana Elisa Osorio, exministra del gobierno de Hugo Chávez (1999-2013). El perro quedó dentro del vehículo que le robaron en marzo de este año.

“Me pidieron un millón de bolívares (1.579 dólares a la tasa paralela y más de 158.000 dólares al tipo de cambio oficial) para devolverme a Balú. Les ofrecí 200.000 bolívares (casi 316 dólares en el mercado negro y más de 31.000 a la tasa oficial) y el secuestrador se burló y me preguntó que si yo lo consideraba un recogelata (indigente)”, contó Osorio a la AFP. Balú nunca apareció.

– Alternativas –

Quienes pueden viajar fuera de Venezuela adquieren el menú de sus mascotas en el exterior.

El empresario Frank De Prada, por ejemplo, hace espacio en sus maletas cada vez que sale del país para comprar alimentos para sus perros y loros. “Si no comen comida de buena calidad, se enferman”, señaló a la AFP.

Roger Pacheco, activista por la protección de los animales y vocero de la ONG Anima Naturalis, explicó que los propietarios de mascotas recurren cada vez más a la medicina homeopática para sortear la falta de medicamentos.

Pese a las quejas de los dueños de mascotas, en Venezuela funciona un programa gubernamental de apoyo a los animales domésticos y callejeros, llamado Misión Nevado, por el nombre del perro del Libertador Simón Bolívar.

AFP