Corintia: pasas y vino, arqueología y playa, una ruta a las puertas de Atenas

Corintia: pasas y vino, arqueología y playa, una ruta a las puertas de Atenas

635741123452928586w

¿Quién no ha oído hablar alguna vez de las pasas de Corinto, su intenso sabor y su tinte azabache? O del vino de Nemea, uno de los mejores tintos griegos. Los dos tienen en común su procedencia: el distrito de Corintia, conocido por el famoso canal que separa la Grecia continental del Peloponeso.

 Yannis Chryssoverghis/ EFE






La pasa de Corinto es una uva pequeña y dulce, cultivada solo en Grecia, en varios distritos de Peloponeso y en la isla Zante, en el mar Jónico.

Desde la creación del Estado griego en 1828 y a lo largo del siglo XIX, la pasa de Corinto fue el principal producto de exportación griego y sigue siendo un éxito de ventas al exterior, explica a Efe Angelikí Yeobré, directora de una empresa de elaboración de pasas fundada por su padre hace cinco décadas en los alrededores de Nemea.

El 95 % de la producción es exportada y el destino principal es el Reino Unido, “donde la ponen en el pudin”, aunque también se vende a otros países de Europa occidental, cuenta Yeobré.

Poca gente fuera de Grecia conoce la múltiple variedad de vinos que hay en este país. Esto se debe fundamentalmente a que las superficies para los viñedos son pequeñas, y la producción es limitada en comparación con otros países europeos.

Detrás de la denominación de origen Nemea se esconde uno de los mejores vinos tintos del país, producido a partir de la variedad local Ayioryítiko en una superficie de 2.500 hectáreas y una altitud que oscila entre los 200 y los 850 metros de altitud.

Solo o mezclado con variedades de vides francesas introducidas en la región en las últimas décadas, el Ayioryítiko da vinos tintos suaves y ricos en aromas.

“El primer viticultor y vinicultor de nuestra familia fue mi bisabuelo”, dice a Efe Thanasis Papaioanu, de 89 años, cuyo hijo Yorgos dirige la empresa familiar en quinta generación.

635741123434832702w

La degustación de vinos en su bodega es una experiencia única, pues se acompaña de historias sobre el vino, las vides y las viñas y Papaioanu es un narrador insaciable.

“El vino de buena calidad empieza a partir de una viña bien cultivada. Cada vid tiene su propia personalidad, hay que respetarla”, explica Papaioanu.

Papaioanu, que produce solo vinos orgánicos, explica que “las viñas de Nemea son extremadamente rentables, gracias al clima local, que permite obtener vinos de calidad a precios relativamente moderados”.

Además de estas delicias para el paladar, Corinto es famoso por su canal, construido entre 1882 y 1893, que permitía a los barcos acceder al puerto del Pireo evitando tener que rodear toda el Peloponeso y las tormentas temibles de cabo de Maleas, al sur de esta península.

Este estrecho, de escasos 25 metros de ancho, deja un recuerdo imborrable. El canal parece haber sido cortado milimétricamente en la roca, logrando una obertura perfecta por donde solo pueden navegar barcos de pequeño tamaño.

A los amantes de las rutas arqueológicas el distrito de Corintia ofrece además la posibilidad de visitar diversos sitios en un radio relativamente pequeño.

Corinto fue una de las ciudades más importantes de la antigüedad griega, hasta que fue destruida en el año 146 antes de Cristo por el ejército romano, para ser reconstruida por Julio Cesar un siglo después y conocer otro periodo de prosperidad, hasta la edad media.

Cerca de Corinto hay varios sitios arqueológicos que merecen una visita, entre ellos el castillo de Acrocorinto y los sitios arqueológicos de Istmia, Ireon y Nemea; en este último hay uno de los estadios antiguos mejor conservados.

A la otra orilla del golfo de Corinto está Lutraki, una pequeña ciudad que alberga el primer balneario que se construyó en Grecia, a mediados del siglo XIX, a los pies de la sierra de Gerania.

En la década de los sesenta del siglo XX las hidroterapias dejaron de estar de moda, lo que trajo consigo un deterioro de la estética de la ciudad; en el lugar de los viejos hoteles de balneario, se erigieron enormes torres de viviendas y apartamentos veraniegos. Todas estas secuelas siguen estando allí, pese a que en los últimos años ha revivido la cultura del spa.

En 2008 reabrió en Lutraki un centro municipal de hidroterapias, que sumado a las tres playas locales que cada año son galardonadas con banderas azules, dan una nueva perspectiva turística a esta zona, situada a tan solo una hora de Atenas.

“Nuestro objetivo es ofrecer varias opciones a los turistas con la combinación de termalismo, de nuestras playas y de posibilidades de senderismo”, explica el alcalde de la ciudad, Yorgos Gkionis.

Además está la sierra de Gerania, incluida en la red de áreas de conservación de biodiversidad Natura 2000, con más de 950 especies vegetales y una rica fauna. Tres itinerarios montañosos de entre siete y dieciséis kilómetros esperan aquí a lo senderistas. EFE