De los hechos, se desprende que el Presidente guyanés ha intentado aprovechar la oportunidad para sacar partida de la controversia entre los dos países, acorralando a un gobierno prácticamente aislado internacionalmente, que se presenta débil y en el más bajo nivel de popularidad, con una crisis económica, social, y política. Con una Venezuela partida en dos toletes y con todas sus energías concentradas en unas elecciones legislativas, que son capitales para el futuro político y económico de Venezuela, en donde el resultado de ser favorable a la oposición, las condiciones de las negociación variarían porque se fortalecería políticamente nuestra posición en las negociadores y retornaríamos lo establecido en el Acuerdo de Ginebra, que este gobierno bolivariano amnésico dio facilidades y rienda suelta para que los guyaneses sobre hechos cumplidos, obligarnos a reconocer lo que tiene y debe ser una “Solución Satisfactoria para un Arreglo Practico”, al cual Venezuela, siempre ha estado abierto y planteando propuestas para soluciones satisfactorias y prácticas para ambas partes. Hoy más que nunca las condiciones están dadas. ¡Hagamos de la crisis la solución!.
Ante la encerrona del último y el actual gobierno de Guyana (a la cual debemos agradecer) a Maduro no le ha quedado otro camino que reconocer y retomar las histórica negociaciones que en la democracia hemos conducido con Guyana e incorporar a expertos de la oposición para enmarcarse en el Acuerdo de Ginebra que plantea los distintos mecanismos de la resolución pacífica de la controversia, pero sobre todo, hay que reconocer y apoyar a Maduro que ha asumido el camino correcto de solicitar al Secretario General de las Naciones Unidas, la designación del Buen Oficiante, de común acuerdo y que en esta oportunidad debería tocarle por primera vez a un latinoamericano. El resultado ha sido exitoso pues Ban Ki-Moon ha hecho que el Presidente Granger abandone su posición radical, de confrontación y vuelva nuevamente a una mesa de diálogo para conversar con una Venezuela que, por ahora, da pasos acelerado hacia un nuevo avenir que conducirá indefectiblemente a conversaciones que nos encamine por el sendero del progreso y el desarrollo económico como buenos vecinos.