El numeral 3 del Artículo 188, en referencia a las condiciones para ser diputada(o) a la Asamblea Nacional, exige que el candidato(a) haya residido “cuatro años consecutivos en la entidad correspondiente antes de la fecha de la elección”. El objetivo es evitar desviaciones, muy comunes en Venezuela, postulando candidatos en entidades de las cuales no son residentes, bien para conseguir determinados votos, bien por la necesidad de cumplir acuerdos y negociaciones partidistas.
Por lo anterior, lo citado tiene como propósito evitar un fraude y estafa al principio de representación. Y eso es algo que sólo se logra exigiendo “un mínimo” de tiempo de residencia consecutiva para el momento de la postulación. O sea, que al menos haya convivido para enterarse de las necesidades y realidades por las cuales se supone va a luchar.
Pero como quien hace la ley hace la trampa, los políticos chavistas y quien sabe cuántos opositores también escribieron un Reglamento de la Ley Orgánica de Procesos Electorales, y aprovecharon para cambiar el sentido de la norma favoreciendo el fraude, la simulación y la pillería al principio de representación. De esta manera, en el Artículo 113 se estableció que esos cuatro años de residencia podían cumplirse “en cualquier momento antes de la elección”.
Es decir, el Reglamento permite que una persona que nació y vivió cuatro años en Maracaibo, pero que desde los cinco años ha residido en Porlamar, podría postularse como candidato a diputada o diputado por el estado Zulia. El tipo de fraude, sinvergüencería y burla que se quiso evitar, precisamente, cuando se redactó el artículo 188 de la Constitución.
Es fácil entender, sin duda ni interpretación, que el Reglamento Electoral viola claramente el artículo 188 de la Constitución al permitir un fraude. La regulación electoral existe precisamente para prevenir fraudes, no para favorecer tales estafas y embauques, como sucede con la norma comentada del Reglamento electoral.
Esto sólo ratifica la sistemática violación de la Constitución a través de conductas fraudulentas que hemos visto en Venezuela una y otra vez. La manipulación de los circuitos electorales, las inhabilitaciones políticas acordadas por la Contraloría y la maniobra evasiva del requisito de residencia de los “representantes” son evidencias del debilitamiento institucional. Algo que puede ser coherente con la propuesta del Estado comunal (que se basa en la negación del principio de representación) pero que, casi sobra decirlo, es violatorio de la Constitución y de los principios fundacionales de nuestra tradición republicana.
Y de todo esto son cómplices y encubridores tanto los chavistas que afirman defender la Constitución aprobada por ellos y su comandante supremo, como quienes dicen propiciar el cambio. Hay que ser bien irresponsable e insensato para que, aun, con algún vacio u omisión, se aproveche esta circunstancia para evadir la legalidad. Pero todos ellos deben recordar un principio fundamental de la democracia: la Constitución está por encima de cualquier ley o reglamento, ella es la madre de todas las leyes, la Ley de las leyes, reglamentos y normas, aunque los hipócritas se llenen la boca exclamando “¡dentro de la Constitución todo, fuera de la Constitución nada!”, cuando lo primero que hacen es burlar sus principios.
Chavistas y opositores están ejecutando un notable retroceso a los procesos de descentralización política de las democracias efectivas y lo hacen sin rubor ni respeto, sin consideración con los ciudadanos y con total impunidad porque se saben poderosos y por ende protegidos, cómplices en rasgar la democracia que afirman defender y representar.
En la Constitución Nacional, incluso calificándola de “revolucionaria y bolivariana” no hay normas intocables y normas adaptables a conveniencia de los interesados. Todos los artículos de la Constitución son iguales en su valor y todos deben ser cumplidos. Es inaceptable e imperdonable que los principales grupos políticos, que debieran ser los primeros defensores de la Constitución, coincidan en romperla a su conveniencia olvidando que cada violación a la Constitución es una violación a la ciudadanía y un atentado a la democracia.
Aún más Insólito y vergonzoso es que el Poder Electoral permita la inmoral conducta haciéndose cómplice de la postulación de extraños, impostores y paracaidistas impuestos a dedo. Aún más impresiona y desconcierta que el mismo Presidente de la República que juró respetar y hacer respetar la Constitución y leyes, y que además vocifera a diario al denunciar a quienes él considera violan la ley, se permita la irresponsabilidad anticonstitucional de anunciar a su señora esposa como candidata por el estado Cojedes, deshonrando la intención del constituyente, con la sonrisa complaciente del Consejo Nacional Electoral.
La conclusión es que el oficialismo y quienes realzan las banderas del cambio y se dicen diferentes, son perjuros porque ambos comprometen la ley.
Si los poderes de la República, los partidos de Gobierno y los partidos opositores rasgan la Constitución Nacional, ¿cómo quieren que no haya desconfianza, desilusión y pérdida de fe en la política y los políticos, y de paso que los ciudadanos no busquen alternativas diferentes y cuando lo hacen, entonces ambos grupos los tildan de traidores? ¿A quién se recurre cuando todos ellos cometen el mismo pecado mortal contra el orden constitucional rodeado además del silencio del Poder Judicial?
Los rectores del Poder Electoral deben conocer el significado de la palabra dignidad; si es así, están obligados a evitar y anular cualquier postulación, sea de quien sea, y hagan cumplir el artículo 188 de la Constitución Nacional. Si no lo hacen por conveniencia política o miedo y no denuncian esta arbitrariedad, y si la dupla MUD-Polo Patriótico guarda silencio, sólo queda concluir que estamos ahogándonos en una sociedad de cómplices.
Nos hemos referido a la burla y desconsideración que han cometido algunos partidos políticos al imponer intrusos para representar ciudadanos a quienes ni conocen ni tienen la mínima idea de sus padecimientos
Los dirigentes más importantes de la oposición como Capriles declaran públicamente que: “la respuesta está en la Constitución, hay que salir del gobierno por la vía que está en la Constitución”, pero una demostración de hipocresía política permite que sus aliados la violen.
Los dirigentes de la MUD, muchos de sus simpatizantes y defensores insisten día y noche en que no es tema prioritario y además intrascendente, que “lo importante es la unidad y salir del régimen oprobioso y violador de las leyes, lo que hay es que votar y punto lo demás lo resolvemos después.”
Lamento no estar de acuerdo. Hago esfuerzos sobrehumanos pero no puedo simplemente dejar de decir lo que pienso, me niego a no alertar sobre la situación insensata de algunos y, más importante aún, en un país donde no solamente hay escasez de alimentos y medicinas sino también de principios, valores éticos y morales, y esos sí son detalles que importan. ¿Cómo es posible que aquellos que serán responsables de dictar leyes desde antes las violen? Es insólito, repugnante, ejemplo de la profunda crisis de valores que padecemos todos los venezolanos.
Algunos ejemplos, para vergüenza –pero también para alerta- de todos.
¡Qué menosprecio y burla debe sentir el pueblo de Delta Amacuro cuando les postulan a un diputado por Miranda y a un diputado que fue por Barinas y actualmente lo es por Lara! ¿Cómo deben sentirse los petareños que un diputado andino sea la imposición por interés partidista local? Un maracucho por Caracas y una caraqueña por Aragua, es una demostración de maltrato, desprecio, ofensa y humillación del gentilicio caraqueño y aragüeño. Otro conocido aragüeño que abandonó y renegó a sus coterráneos para tratar de ser Alcalde de Caracas y ahora regresa como si nada hubiera pasado a pedirles el voto para representarlos. Podría extenderme con muchos mas pero el que más llama la atención es la postulación de la Primera Dama -o Primera Combatiente como le gusta ser llamada- la señora Cilia Flores de Maduro, nacida en Tinaquillo pero ex diputada varios períodos por Caracas y ahora, postulada por Cojedes.
Discúlpeme, señora Maduro pero como el suyo es el caso más notorio y emblemático usted debería renunciar inmediatamente al honor de representar al pueblo de Cojedes y darle oportunidad y distinción a algún cojedeño ilustre, que seguramente habrá alguno en el oficialismo. Eso sería lo juicioso, lo honorable, lo decoroso y además, daría usted un ejemplo categórico y definitivo de respeto inequívoco a la Constitución Nacional.
El CNE debería actuar de inmediato y anular toda postulación que no cumpla con la Constitución Nacional. ¿Se atreverá el Poder Electoral? ¿Hará respetar la Constitución? ¿Sra. Presidenta y Demás Miembros rectores del Poder Electoral, de verdad son ustedes autónomos? ¿Serán capaces de demostrarle al mundo y a los ciudadanos venezolanos que en la revolución hay ciudadanos con principios y valores?
Si lo hacen, que Dios y la patria se lo premien, reconozcan y agradezcan; y si no lo hacen, que Dios y el pueblo tengan misericordia y compasión de sus almas y de sus conciencias.
@ArmandoMartini