El grupo terrorista Estado Islámico (EI) puso de nuevo hoy a la comunidad chií en su punto de mira con un sangriento atentado en un mercado popular de Bagdad, que causó más de 50 muertos y un centenar de heridos.EFE
Un camión bomba explotó esta mañana en medio del mercado de Yamila, en la populosa barriada de Ciudad Sadr, de mayoría chií y blanco anteriormente de otros ataques terroristas.
El mercado, uno de los principales de la capital, estaba abarrotado en el momento de la explosión ya que los jueves es uno de los días en los que llegan nuevas mercancías y acuden más compradores antes del descanso del viernes.
Amasijos de hierros y escombros dejó el estallido del camión, cargado con una gran cantidad de explosivos, que destruyó numerosas tiendas y vehículos aparcados en esta zona de Ciudad Sadr, distrito en el que viven más de dos millones de personas.
Según una fuente de la Policía iraquí consultada por Efe, la cifra de víctimas asciende a 55 muertos y 110 heridos, en su mayoría campesinos que habían acudido al mercado a vender fruta y verdura.
Sin embargo, al reivindicar el atentado, el EI elevó el número a 90 muertos y 200 heridos y aseguró que eran milicianos chiíes.
Un comunicado difundido poco después del ataque en las redes sociales anunció que los “soldados del Estado Islámico detonaron un camión bomba en medio de un grupo de milicianos chiíes en uno de sus feudos en el este de Bagdad”.
“Esto es para que los chiíes prueben los bombardeos que llevan a cabo contra nuestra gente musulmana”, señaló el EI, en alusión a las operaciones de las milicias de este credo y de las tropas iraquíes contra zonas de mayoría suní de Irak controladas por el grupo yihadista.
El EI (suní) considera a los chiíes iraquíes como herejes y fieles a Irán, cuyo régimen chií respalda al Gobierno de Bagdad en su lucha contra el grupo terrorista.
Desde que en junio de 2014, el EI conquistó amplias zonas de Irak y proclamó un califato en las áreas bajo su control en este país y en la vecina Siria, el grupo terrorista ha atacado en numerosas ocasiones a los chiíes y ha perseguido a otras comunidades étnicas y religiosas.
El atentado más mortífero contra los chiíes reivindicado recientemente por el EI fue perpetrado en julio pasado en otro mercado popular de la localidad de Jan Beni Saad, al noreste de Bagdad.
La explosión, registrada durante la festividad del “Aid al Fitr”, con la que culmina el Ramadán, causó más de un centenar de muertos, principalmente civiles, aunque también en aquella ocasión el EI aseguró que las víctimas eran milicianos chiíes congregados en una mezquita.
Después del atentado de hoy, el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, lo condenó con firmeza y denunció que es un “intento de socavar los esfuerzos del Gobierno iraquí en su guerra contra el Estado Islámico”.
En un comunicado, el responsable de la organización panárabe acusó a los yihadistas de cometer “crímenes y violaciones” contra el pueblo iraquí e hizo hincapié en la necesidad de dar el apoyo necesario al Gobierno iraquí para “erradicar de raíz este fenómeno peligroso”.
Con la irrupción del EI en la escena iraquí se han disparado los casos de violencia sectaria, cometidos tanto por el grupo terrorista como por las milicias chiíes progubernamentales.
Para tratar de luchar contra el sectarismo, así como contra la corrupción y los privilegios políticos, las autoridades iraquíes se comprometieron esta semana a llevar a cabo una serie de reformas, ante el creciente descontento popular y presiones por parte de la máxima autoridad religiosa chií del país.
El paquete de medidas, aprobado hace dos días por el Parlamento y propuesto por el primer ministro, Haidar al Abadi, incluye la eliminación de altos cargos y de las cuotas religiosas o de afiliación política.