Brasil se prepara este domingo para vivir otra tumultuosa jornada de protesta contra el Gobierno, convocada en 240 ciudades para pedir la salida de la presidenta Dilma Rousseff, que se debate entre la crisis económica y el escándalo de Petrobras.
La manifestación se extenderá en 26 estados y el Distrito Federal y se espera que tenga su epicentro en la megalópolis de Sao Paulo, la más populosa del país que ha sido el corazón de otras dos gigantescas marchas que este año reunieron casi tres millones de personas.
“Sea parte de la historia (…)¡Fuera Dilma!, sea ‘impeachment’, anulación de mandato o renuncia”, reclama el colectivo Vem Pra Rua, uno de los organizadores de la convocatoria en un video producido para las marchas.
Su principal referente, Rodrigo Chequer, un empresario de Sao Paulo, había advertido durante una reunión con parlamentarios en Brasilia que si la elite política no atendía los reclamos habría nuevas protestas: “Ni los brasileños ni sus calles van a quedarse quietas”, dijo a la AFP en aquella ocasión.
Las manifestaciones tendrán por primera vez el respaldo explícito del PSDB (centro-izquierda), cuyo líder, el senador y excandidato presidencial Aecio Neves, cuestionó esta semana el resultado de las elecciones de 2014 al acusar al Gobierno de usar “algunos instrumentos lícitos y otros no, para vencer”.
Neves dijo que quería participar personalmente en las protestas, lo que les otorgaría un color partidario que no tuvieron en sus dos ediciones previas de este año.
“Esperamos que sea más grande que nuestra marcha anterior (…) es un momento político mucho mejor”, dijo Kim Kataguiri, un dirigente de 19 años del Movimiento Brasil Libre, que saltó a la fama por sus críticas sarcásticas al gobernante Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) en videos de Youtube.
“También es la primera vez que los tres mayores grupos (Movimiento Brasil Libre, Revoltados Online y Vem Pra Rua) convocamos juntos una manifestación. Y es la primera vez que se hace convocatoria por TV y que el senador Aecio Neves participa”, añadió.
– Buscando una salida –
Chequer y Kataguiri son parte de una clase media que pretenden erigir una derecha moderna, democrática, que pugna por un Estado chico y por la aplicación de políticas liberales. Sus organizaciones están ancladas y son hiperactivas en las redes sociales.
Sus apariciones son una muestra del contexto en el que Rousseff ha debido moverse, sorteando crisis que han paralizado su segundo gobierno, que comenzó en enero tras vencer a Neves por apenas 3 puntos.
La debacle de la economía que puso en riesgo el sello de buen pagador del país -su grado de inversión bajó al último escalón de las agencias de calificación-, las revelaciones del fraude a la estatal Petrobras y la tensión política entre el PT y sus aliados han mermado la fuerza del Gobierno para encaminar su programa.
“El Gobierno gasta mal, los políticos roban y desvían cantidades enormes de dinero ¿y la población debe pagar el pato? No. La cuenta de todos estos años llegó y no es nuestra”, afirma un pasaje del manifiesto de Vem Pra Rua.
La ola negativa barrió la popularidad de Rousseff hasta niveles de un dígito y la convirtió en la jefa de Estado con menos apoyo desde la vuelta de la democracia 30 años atrás.
Esa debilidad llevó a algunos legisladores a agitar el fantasma del “impeachment” (juicio de destitución) y este año la Cámara de Diputados recibió cerca de 20 pedidos para apartarla del cargo, algunos de los cuales aún están bajo análisis.
“Un ‘impeachment’ forzado podría resultar en un clima social difícil de predecir; sería necesario privilegiar algún entendimiento, un pacto político”, dijo Fabio Reis, analista y ex profesor de la Universidad de Minas Gerais.
– Infierno –
Rousseff, una exguerrillera que luchó contra la dictadura, dejó en claro que buscará revertir la crisis: “No voy a caer”, dijo en julio; y este miércoles barrió versiones sobre su estado de ánimo al afirmar que no contemplaba renunciar.
Citas como estas se han transformado en algo habitual, pese a que apenas se han consumido siete meses del mandato presidencial que vence en 2018.
Las propagandas para convocar a manifestarse lucen como un compendio del momento que vive la séptima economía del mundo, hasta hace poco preocupada por asegurarse un lugar entre las potencias ascendentes de la comunidad internacional.
Allí se mezclan citas del célebre primer ministro inglés Winston Churchill -“Si está cruzando el infierno, continúe caminando”-, con muestras de apoyo al juez Sergio Moro, que conduce el proceso de Petrobras y ataques al expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
“El ambiente político se ha deteriorado mucho”, resumió el exasesor de la jefatura de Gabinete, Gabriel Meheb Petrus.