Pero cuando el ministro de Interior, el Alcalde de Libertador o el Defensor del Pueblo toman un caso, como el abominable crimen de la mujer descuartizada en Las Palmas, para decir que eso es un acto político de la oposición, la ultraderecha o un “coletazo de las Guarimbas” inducido por Uribe, sobre el cual tienen que rendir explicación Leopoldo López y Henrique Capriles, eso no es un acto sórdido, ruin y miserable como lo llama la oposición apátrida, golpista e imperialista, sino un gesto de humanidad y grandeza de esos prohombres de este socialismo.
Quienes vivimos en este paraíso y nos molestamos porque al abrir la llave no sale el agua, es porque no entendemos el carácter “humanista” de esta revolución. Quienes repudiamos los continuos apagones que nos condenan vivir en tinieblas y dañan nuestros electrodomésticos, no comprendemos el esfuerzo de la revolución por atrapar iguanas y rabipelados sembrados por los saboteadores. Quienes nos quejamos de la delincuencia que asesina y roba, no comprendemos los complejos mecanismos de “selección natural” y de “redistribución de riqueza” de esta revolución socialista.
Cuanta incomprensión hay sobre este esfuerzo sobrehumano que significa construir este socialismo del siglo XXI. Los venezolanos debemos sentirnos dichosos del procerato rojo que nos gastamos y en especial de la parejita que nos gobierna.