El sufrimiento de una tortuga lora luego de que biólogos le sacaran una pajilla de su fosa nasal en Costa Rica, supone una alerta sobre la necesidad de reducir el uso del plástico, material del que cerca de ocho millones de toneladas al año son arrojadas al océano, dijo hoy un científico.
EFE
Los biólogos Nathan Robinson y Christine Figgener, de la ONG Leatherback Trust, dedicada a la protección de la tortuga baula, divulgaron un video por las redes sociales en las que se observa cómo, con un alicate, le extraen a una tortuga una pajilla plástica de unos 15 centímetros de longitud.
El dolor, sumado a la sangre y el quejido de la tortuga encontrada en aguas del Pacífico de Costa Rica, hace que las imágenes generen angustia al ver a un animal afectado por la contaminación de su hábitat.
“Este video es tan poderoso porque nos da un mensaje del dolor que estamos ocasionando. Ese plástico, que se endureció dentro de la nariz de la tortuga, pudo haber sido usado por cualquiera de nosotros ocasionando sufrimiento a una inocente tortuga”, expresó Robinson a Efe.
El biólogo británico manifestó que en sus recorridos por el océano constantemente ve animales comiendo plástico, con anzuelos en sus bocas, aletas o dentro de sus organismos, y hasta tortugas a las cuales se les ha deformado su caparazón al verse enredadas en plástico.
“Hay un gran problema del uso de plástico en Costa Rica, pero no solamente en este país, sino en el mundo. El océano tiene mucha contaminación por culpa del plástico y no solamente afecta a las tortugas sino también a los peces, ballenas y pájaros, prácticamente todas las especies que viven en los océanos”, afirmó Robinson.
Un estudio de la Universidad de Georgia (EE.UU.), que analizó los datos de los desperdicios sólidos recogidos en 192 países con costa en 2010, indica que los océanos reciben anualmente una media de ocho millones de toneladas de plástico.
Además advierte que de no tomarse medidas, como mejorar la gestión de desperdicios y ampliar los sistemas de recuperación de plástico, esta cantidad podría tener un impacto acumulativo de hasta 155 millones de toneladas para el año 2025.
“Es urgente vivir de una manera más sostenible por el bien de la naturaleza. Los pequeños cambios como reciclar y reducir el uso del plástico ayudará a disminuir las consecuencias que ocasiona cuando llega al mar”, destacó Robinson.
El biólogo añadió que Costa Rica, un país mundialmente reconocido por su biodiversidad, tiene muy buenos avances en protección de algunas especies, sin embargo, todavía tiene muchos retos por cumplir, ya que en sus aguas se puede observar materiales como cajas de helados, botellas, tapas y vidrio.
La tortuga lora (Lepidochelys olivacea) es la especie de tortuga marina más pequeña, pues los adultos apenas miden de 55 a 70 centímetros de longitud en su caparazón y pueden llegar a pesar entre 35 y 45 kilogramos.
A Costa Rica llegan a desovar seis de las ocho especies de tortugas marinas que existen: la verde, la lora, la baula, la carey, la negra y la cabezona, todas en peligro de extinción.