El ex dirigente estudiantil de la Universidad Central de Venezuela y ahora diputado a la Asamblea Nacional por el Gran Polo Patriótico, Ricardo Sánchez, estuvo en el pasado dentro de la militancia opositora a Hugo Chávez.
Opositor y fiel crítico al proceso revolucionario desde sus inicios en la UCV hasta en su paso por el Partido fundado por Manuel Rosales, Un Nuevo Tiempo. Querido y odiado, Sánchez se abrió paso hasta llegar a ser el hombre de confianza de María Corina Machado a tal punto que ella misma lo tomó como su diputado suplente.
Entregado y con un discurso joven prometía ser un líder fresco para Venezuela aunque poco a poco fue desencantando a los sectores más radicales de la oposición. La crítica era necesaria y al ver que sus palabras, según él, caían en saco roto prefirió salirse de la Mesa de la Unidad Democrática e iniciar el camino, desde la oposición al gobierno, hacia una tercera vía.
El diputado de la oposición pasó a las filas de quien lo engañó como lo asevera en una parte del “cortometraje” pero donde además, muy malagradecido, dice en una entrevista del canal del gobierno que “a Chúo Torrealba y la Mesa de la Unidad, ustedes no me regalaron nada, porque mi curúl y mi presencia en la Asamblea me la gané con mi lucha, una lucha social y una identificación con el pueblo venezolano; una lucha en la calle.” Pareciera que olvida que si bien fue electo por su lucha o la de María Corina que lo llevó a ser diputado suplente y luego a ocupar el cargo de principal segundón tras la destitución de la hoy inhabilitada dirigente de Vente Venezuela. Vendió una idea y entregó una mirada sonriente al pasar la talaquera que juró nunca iba a saltar.
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