En La Raya hay expectativa y tensión, pero la actividad comercial y el movimiento migratorio se mantienen. Por el lado venezolano (municipio Guajira), se intensifica la revisión de documentos de identidad a inmigrantes y realizan requisas exhaustivas. Mientras que en territorio colombiano (Paraguachón) se observa mayor presencia del Ejército y de la Policía Nacional de Colombia, junto con Protección Civil, Defensoría de Ddhh y Cruz Roja reciben a deportados que pasan a un albergue en Maicao, reseñó Panorama.
Por Otto Rojas.
Del lado venezolano, la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) ha reforzado la vigilancia en 20 trochas fronterizas.
La expectativa crece en la zona ante las medidas que se podrían tomar en torno de la frontera colombo-venezolana por el Zulia, luego que hace ocho días se cerró el paso entre ambas naciones por el estado de Táchira y Cúcuta, debido al ataque de paramilitares a tres militares venezolanos y como medida para frenar el contrabando de gasolina y alimentos.
La frontera por Paraguachón está abierta y por ella han sido deportados, en la última semana, más de 500 colombianos ilegales de todo el interior del país, de los cuales 287 fueron expatriados en los últimos tres días, según cifras manejadas por el Saime y Migración Colombia.
La mayoría proviene de las entidades Lara, Carabobo y el Distrito Capital. Llegan en autobuses hasta el Destacamento 112 puesto Fronterizo Paraguachón de la GNB y allí son recibidos por funcionarios del Saime, efectivos militares y representantes del consulado colombiano.
“Luego de revisarles toda la documentación, son escoltados y acompañados hasta el punto de frontera con el vecino país, para ser entregados formalmente a las autoridades colombianas”, informó una fuente militar.
“En ningún momento se les viola los derechos humanos a los ciudadanos colombianos, la mayoría de los deportados ha aceptado que estaban en Venezuela como ilegales”, dice el mismo efectivo castrense.
PANORAMA realizó un recorrido por la frontera y permaneció durante 12 horas observando la situación binacional.
Este jueves, una familia colombiana de siete integrantes, entre ellos dos niños, fueron deportados. Residían en Carrasquero y no tenían documentos de identidad. “Tenía siete años viviendo en Venezuela. Me voy con mis hijos y mi esposo con un par de maletas llenas de ropa”, dijo uno de los expatriados, sin identificarse.
En el lado colombiano de la frontera hay un incremento en el despliegue del Ejército y la Policía Nacional de Colombia. Los comerciantes comentaron que constantemente están patrullando los llamados “Cascabeles” (carros artillados con 12 militares colombianos que portan armas largas) y el espacio aéreo neogranadino es sobrevolado por helicópteros del Ejército.
Pese al fuerte despliegue militar de ambos países en la llamada “Zona de nadie” se siguen vendiendo, sin control, gasolina y alimentos de primera necesidad venezolanos. El pago lo reciben en pesos y si se tiene bolívares los cambian en unos puestos ambulantes.
También los “cambistas” hacen de las suyas, comprando billetes de 100 bolívares que los pagan en 150.
El Gobierno de Colombia para atender a sus coterráneos dispuso de un módulo móvil de atención al ciudadano con funcionarios de la Cruz Roja, Derechos Humanos y Protección Civil. Los deportados son llevados hasta un refugio dispuesto en el municipio de Maicao (Guajira colombiana).
Los medios de comunicación de Colombia estiman que un 60% de los deportados se regresa el mismo día por las trochas, informó Carlos Cataño, corresponsal de Caracol.
Ante el cierre de la frontera por Táchira, hay una mayor movilización de extranjeros que salen por Paraguachón. “El miércoles pasó una caravana de nueve autobuses de Ecuador, Perú y Colombia que han tenido que pasar por el lado del Zulia hacia Colombia”, comentó un vendedor.
La GNB sigue atacando el contrabando. Ayer fueron incautados 8 mil 800 litros de gasolina en una caleta del sector Las Tapas, en el municipio Mara.