Si la elegancia consiste en olvidar lo que se lleva puesto, tal y como decía Yves Saint Laurent, quizás Amal Clooney -nacida Alamuddin- se pase un poco programando sus estelares atuendos. Pero hay que reconocer que ha comprendido que la elegancia, como todos los atributos sublimes, va siempre de la mano de la simplicidad, publica abc.es.
Y esto demostró la semana pasada en Ibiza, promocionando el nuevo tequila que Clooney y el marido de Cindy Crawford han lanzado juntos. Con un sencillo y complicado -todo a la vez- vestido deVionnet, muy representativo de una casa que jugaba con pliegues y dorados, Amal ha dado en la diana llegando a todas las portadas mundiales de las revistas de mayor tirada. Y es que la señora Clooneyvende más que su marido.
Pero la historia de la marca que creó Madeleine Vionnet tiene su jugo. Vionnet comenzó en la costura para ganarse la vida, como tantos otros franceses de «le banlieu». Sus prácticas en el taller de Jacques Doucet, el que fue maestro también de Poiret, le permitieron dominar el corte al bies, un arte del que se convirtió en maestra. El corte al bies se realiza haciendo sesgos en la tela con la escuadra de 45. El efecto de la tela y la silueta resultante varían sorprendentemente del corte regular.
Madeleine construía sus vestidos sobre un pequeño maniquí porque quería conocer el resultado de sus obras desde el primer momento. Trabajaba con un sistema de «moulage» o moldeado, que adaptaba las prendas al cuerpo. Utilizaba tejidos de gran caída elaborados en anchos especiales para evitar las costuras de una tela cortada transversalmente. Las sedas, terciopelos y muselinas estaban entre sus tejidos favoritos. Los colores le eran indiferentes, porque comoen este tipo de corte prima la forma, solía escoger blancos, dorados y tonos neutros.
Sus prendas, extremadamente femeninas, con cortes drapeados de estilo grecoromano, la lanzaron al estrellato. Copiada décadas después por Alaïa, Miyake o Galliano, nunca hizo partícipe a nadie de su verdadera pericia.
Como empresaria, Vionnet fue rompedora a la hora de facilitar servicios sociales a sus costureras: ofrecía comida, servicios médicos, agencia de viajes para empleadas y ayudas por baja o enfermedad. Pero esta excelente creadora rehusó promocionar su marca, evitando fiestas y desfiles que su competencia no dudaba organizar. Y así, poco a poco, su arte fue desvaneciéndose hasta el total olvido.
La marca Vionnet, comprada hace unos años por la familia de la millonaria kazaka Goga Ashkenazi, volvió a sonar en la prensa al relacionarse su nueva propietaria con Lapo Elkann, el nieto más díscolo del desaparecido Giovanni Agnelli. La casa Vionnet cobra ahora aún más relieve al haber sido la elegida de Amal Alamuddin Clooney para la fiesta ibicenca de presentación del tequila Casa Amigos, propiedad de George Clooney y Rande Gerber, el marido deCindy Crawford. La prensa mundial no ha tardado en preguntarse acerca del vestido, ya convertido en superventas: ¿era adecuado ir con un mini vestido dorado, drapeado y escotado, del brazo de un Clooney en vaqueros y camisa por fuera? ¿Acentuaba demasiado el vestido la extrema delgadez de Amal? ¿Vive Amal solo para la moda?
Evidentemente, la libanesa puede vestir como le venga en gana, pero la revista norteamericana WWD ha criticado su elección y ha puntualizado que llevaba un exceso de dorado, que abusó del maquillaje en cejas y pestañas, y que por muy abogada que sea Amal lucía cual perfecta «esposa trofeo». «Thropy wife» es una expresión anglosajona de evidente significado, que se suele aplicar a jovencitas semidesnudas o vestidas con más de 10.000 euros en ropa, que acompañan muy calladitas a maridos treinta años mayores que ellas a saraos y presentaciones varias. En realidad, tal no es el caso de Amal Alamuddin, con más titulación, idiomas y estilo que Clooney. Pero es cierto que aparecer constantemente con vestidos nuevos de las mejores marcas, no repetir jamás modelo y conjuntar sus salidas de modo tan esforzado, quizás le ha restado naturalidad y credibilidad al personaje. Probablemente, las grandes dotes de promoción, exposición, postureo y venta de exclusivas de los Clooney, son exactamente el factor que Madeleine Vionnet hubiera necesitado en su día para promocionar su marca. Nunca es tarde.