El problema del desabastecimiento tiene un origen económico y el contrabando es un efecto, no la causa de la crisis económica que vive nuestro país.
Por supuesto que somos partidarios de combatir el contrabando, claro que nos causa indignación ver como se llevan las medicinas contra el cáncer mientras pacientes mueren en Venezuela; pero si atacamos siempre las consecuencias y no las causas, nunca vamos a solucionar el problema.
La crisis económica de nuestro país es causada por una pesada carga de controles, expropiaciones, cambios abruptos en las reglas del juego, entre otros; todos esos componentes han llevado a la industria nacional a la quiebra, y la producción venezolana a niveles mínimos.
La caída de los precios del petróleo fue la estocada final a nuestra economía estrangulada por la “revolución”, en el momento que más dependemos de las importaciones, nuestra entrada de divisas cae abruptamente por los bajos precios del crudo. Estas son las verdaderas causas de la angustiante situación de Venezuela, y todas son imputables a las dañinas políticas económicas del gobierno.
El llamado bachaqueo es una consecuencia de los controles de precio y distorsiones económicas causadas por el gobierno. Cuando un producto puede conseguirse en un precio en una parte y a pocos kilómetros pueden venderlo con márgenes de ganancia de 1000% o más, esto se vuelve un negocio apetecible. No es el colombiano, ni los Guajiros quienes resultan más beneficiados, sino mafias donde actúan los mismos hombres que se visten de rojo o verde oliva y que hoy claman por cerrar la frontera.
Es a los grandes traficantes que deberíamos ver siendo perseguidos y no a familias humildes en la frontera, cuyo delito comprobado es ser colombianos. Aún con la frontera cerrada el negocio del contrabando es muy lucrativo para detenerse, los productos cruzarán los caminos verdes y la corrupción amentará, porque el fondo del problema es económico no militar. Sin embargo, para el gobierno lo importante no es resolver el problema, sino crear la ilusión de que lo hace a pocos días de unas elecciones vitales, cuyas perspectivas no los favorecen.