El fotógrafo de National Geographic que sueña con un mundo más humano, el franco-iraní Reza Deghati, dota a los refugiados sirios de un arma poderosa: una cámara de fotos para retratar su día a día en un campamento del Kurdistán iraquí.EFE
“Me quedo boquiabierto cuando veo las fotos que toman estos niños (…). Es la primera vez que se muestra la vida en los campos de esta manera”, comenta durante la presentación de la muestra el foto-periodista, que ha cedido a unos 20 niños de entre 10 y 15 años cámaras para que narren en imágenes su realidad cotidiana.
El taller, desarrollado desde hace un año y medio en un campo de desplazados de Kawergosk y expuesto a orillas del parisino río Sena hasta el 12 de octubre, consiste en un mural fotográfico de 370 metros que pretende concienciar del sufrimiento de la gente obligada a abandonar su hogar debido a los conflictos bélicos.
Reza, de 63 años y galardonado con el premio Príncipe de Asturias como miembro de National Geographic Society, enseña a ese grupo de niños técnicas fotográficas. Además ha formado a un periodista sirio, también refugiado, para que se encargue de sus alumnos cuando él no está presente.
“Los padres sufren menos cuando ven que alguien se ocupa de la educación de sus vástagos, si no lo hacemos nosotros, sabemos quién lo hará y hacia dónde los van a llevar”, cuenta el fotoperiodista.
En su próxima visita les dotará de ordenadores para que puedan continuar formándose y “expresándose”.
“Estamos dando a los niños una herramienta, la cámara, y se realiza un seguimiento” de su formación, comenta Reza, que acompaña su mural con siete palabras que subrayan los valores humanos que quiere difundir con esta exposición: hospitalidad, amistad, dignidad, solidaridad, respeto, paz y esperanza.
Las fotografías de los niños muestran una realidad áspera de forma digna: el campamento reflejado en un espejo, un par de zapatos helados en la arena, una boda entre refugiados de dos campos diferentes, niños que juegan con globos…
Los niños recopilan sus fotografías en un disco duro externo que envían a París y después reciben comentarios de su maestro, que expone parte de ese material en una de las ciudades del mundo que más mima el arte y el periodismo fotográfico.
“Los reporteros tenemos un rol importante en el futuro de la Humanidad”, expresa Reza, quien lleva 35 años fotografiando la dura existencia de las personas que se ven obligadas a abandonar su hogar e insiste en la necesidad de ser más fraternales.
Líbano, un país con tres millones de habitantes, ha acogido a un millón y medio de desplazados y Francia, con sesenta y seis millones, tan solo 24.000, apunta.
El proyecto está auspiciado por ACNUR, la agencia de la ONU para los Refugiados, desde donde señalan que “es importante concienciar a la gente para que sean más solidarios en estos momentos en los que hay unos 60 millones de desplazados en el mundo”.
La exposición -fruto de un trabajo que arrancó de la mano de la cadena de televisión franco-alemana “ARTE”, impulsora del proyecto en 2013- reúne también retratos tomados por el propio Reza, además de instantáneas del fotógrafo dubaití Ali Bin Thalith tomadas en los campos del norte de Jordania.
“No se puede cambiar el mundo, pero sí a las personas que vean estas fotografías”, comenta Reza. Esta es la primera exposición de su género, pero es tan solo el comienzo de una serie de manifestaciones artísticas proyectadas a lo largo de cinco años bajo el nombre “Exile Voices” (Voces del exilio) en las que se pretende transmitir el sueño de un mundo más humano y solidario.