Los sueños, antes de los bombardeos, de padre e hijo, eran de fútbol . Él, Osama, ya era entrenador de primera división. Él, Almuhannad, quería ser el Messi sirio. Y llegaron las explosiones. Las amenazas. El exilio. Primero abandonando Siria. Llegaron a Turquía, donde malviven. Después, desesperado, Osama Abdul Mohsen cogió a su hijo menor Zaid, hermano de Almuhannad, y decidió que no había más futuro que traspasar la frontera de la Unión Europea. Y una vez que lo consiguió, pasó. Ocurrió en Roszke, frontera de Hungría, cerca del límite con Croacia. Hay hechos inconcebibles que cada vez son más reales. Lo real espantoso. Un padre desvalido iba corriendo con su hijo de siete años. En el medio del campo. Y alguien le puso una zancadilla… A propósito. Con toda la voluntad de hacerle caer. Almuhannad lo vio a la distancia, por vídeo. Y no pudo dormir. Esas imágenes que han conmocionado al mundo le llegaron a lo más profundo del alma. Una ya herida por haber dejado su país. Su papá, quien había sido míster en un equipo de fútbol, era así humillado, en esa Europa que su padre alababa como defensora de los Derechos Humanos. A pesar del dolor, el momento en que Petra László derribó a Osama y Zaid le hizo sentir más orgullo. “Pon la cabeza alta. Tú te fuiste para que podamos tener una vida digna…”, escribió a su padre en Facebook, sin saber si lo leería, publica El Mundo de España.
No supo nada más de él. Hasta el jueves por la tarde. Todos los focos estaban centrados en Petra, la cámara que cometió un acto tan abyecto. A Osama y Zaid les perdieron la pista. Y Almuhannad, como hijo mayor, 18 años, estaba esperando esa llamada. Que confirme que no terminaron en una cárcel húngara.
Insistía con el teléfono que se llevó de Turquía. No daba señal. Osama utilizó un móvil de otro refugiado sirio y logró contactarlo. En esa llamada, Almuhannad pudo decir lo que sentía. Su padre le contó su destino siguiente: Viena. Oír la voz de su hermano pequeño como ruido de fondo le emocionó como cuando uno oye los latidos del primer hijo.
En la segunda llamada, realizada el viernes, ya estaban cruzando la frontera alemana…
Carta a la mujer que derribó a mi padre
“¿Por qué este odio, Petra? Cuando vi lo que hiciste estaba, estábamos, profundamente conmocionados. Fue una cosa tan terrible que no se puede describir con palabras. Lo que sé es que no pudimos dormir durante toda la noche. Mi padre sólo corría con mi hermano en brazos. Te voy a contar quién es. Quiénes somos. Él se llama Osama Abdul Mohsen. Tiene cuatro hijos. ¿Qué quiere que le cuente de nuestras vidas? No somos ricos ni pobres. Somos una familia de clase media que ha huido de Siria por la guerra. Nos fuimos tan rápido que apenas tengo fotos, porque salimos de allí desplazados y no cogimos todas nuestras cosas. Una parte estamos hoy en Turquía. Antes estábamos juntos todos. Hasta que mi padre, angustiado por nuestra situación económica, cogió a Zaid para buscar un mejor futuro. Y partieron. Él siempre nos dice: aún no sabemos nuestro destino. Yo quisiera terminar en España, pero eso lo decidirá papá. Y yo le obedeceré… Él ha puesto en riesgo su honor por el bien de su familia… Cuando él decidió huir a Europa pensábamos que los principios de los Derechos Humanos no permiten que nadie ataque a un padre que sólo sostiene a su hijo. Esperemos que este tipo de ataque racista no se permita más. Nosotros sólo queremos la paz. Y por eso decidimos arriesgar nuestras vidas… Al ver caer a mi padre y mi hermano, sentí un dolor muy profundo. ¿Por qué ese odio, Petra?”
Firmado: Almuhamad Abdullmhseen
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