Leopoldo López, representa la Venezuela que quiero, en él se personifica la dignidad, la firmeza de principios y la fortaleza de carácter.
Siendo inocente se entregó a un sistema judicial que no ha condenado al Guardia Nacional Bolivariano que dio muerte a mansalva a Geraldine Moreno, una “justicia” que impuso apenas 4 años de prisión a los asesinos de Mónica Spears y que evidentemente esta arrodillada y sometida a la voluntad de los jerarcas del régimen.
A pesar de los malos tratos y torturas a las que ha sido sometido nunca ha doblegado sus convicciones. No ha negociado, no ha cedido, no se ha arrodillado.
Su amor por Venezuela es tan grande que busca las maneras de hacer sentir su voz y nunca ha abandonado la lucha por nuestros derechos con las escasas herramientas que ha tenido a su alcance. -No olvidemos que desde la cárcel, junto con Daniel Ceballos, otros presos políticos y casi un centenar de valientes jóvenes que fueron sumándose a la huelga de hambre que promovió, se logró que el CNE fijara la fecha para las elecciones-.
Quiero una Venezuela con la sonrisa limpia y alegre de Leopoldo, con su mirada sincera, con su sentido democrático, su honestidad y con su compromiso irrestricto con los venezolanos
El mejor homenaje que podemos hacerle es seguir su ejemplo, no rendirnos, no perder la fuerza, mantener la fe, ser firmes, luchar hasta en las peores condiciones, con las herramientas y en el espacio que tengamos.
No tengo dudas de que estamos viviendo el comienzo del fin de este régimen, no solo lo dicen las encuestas, sino jóvenes, amas de casa y en especial personas de los sectores más humildes del país, Venezuela ya no aguanta tanta corrupción, tanta ineficiencia, unos índices de criminalidad tan altos que equivalen a un genocidio, una justicia manipulada, perversa y tarifada, una economía de guerra.
La sabiduría popular aconseja que a grandes males, grandes remedios, y como bien dice Leopoldo en la carta que se hizo pública horas después de su condena, se hace necesario “cambiar el sistema” y “quitarle el poder a la élite corrupta que nos gobierna”, para eso es indispensable que vayamos a la calle no solo a marchar el 19 de septiembre, sino que trabajemos a diario llevando el mensaje y convirtiéndonos en motivadores de la transformación que requiere el país, que el 6 de Diciembre salgamos a votar y que después seamos firmes defensores de la voluntad popular que se expresará en las urnas electorales.
Leopoldo no estará preso tanto tiempo, pronto recuperará su libertad, y nosotros la nuestra. Tal como él lo dijo seremos los venezolanos quienes le quitemos las esposas. Leopoldo es el futuro y Maduro le teme al futuro.