La sentencia política, -porque sólo fue eso y jamás una sentencia ajustada a la búsqueda de la justica- termina por ser un detonante político en dos direcciones: la consolidación de un liderazgo político del siglo XXI y, a la vez como producto de la carta visionaria y demandante de una nueva ética, la solicitud para que Venezuela como grupo y masa social se aproxime a mostrar como cualidad común el amor y respeto por la democracia, y efectúe un Salta Político Categórico. Salto Político Categórico que entienda a la democracia y se haga respetar, teniendo en cuenta que en la democracia el individuo aferrado a la Constitución está por encima de la Comunidad y del Estado.
La tiranía como régimen ,presidida por Nicolás Maduro que obscenamente maltrata y ofende al gentilicio venezolano, no es capaz de comprender que en los venezolanos existe un gen democrático y, que no obstante la complicidad con la Cúpulas Militares Claudicantes, la mayoría de los venezolanos rechazamos –pero además despreciamos- el hiato del comunismo-militarista que ha dado la espalda al sentir democrático de un país que ha soportado por dieciséis años, de manera valiente, las atrocidades de un régimen que sólo son posibles ante la carencia de una clase política. La historia y la sociedad enjuiciarán al hiato comunistoide y militarista.
La carta encierra, entonces, una demanda al cuerpo societal venezolano. Esa demanda llama a los venezolanos que sean capaces de generar una cualidad común, el respeto a la democracia. Esta cualidad común, a la que debemos atender quienes nos sentimos demócratas, nos pondrá en el sendero de la participación contendiente para que podamos hacer un Salto Categórico. Esto quiere decir que como demócratas confrontemos las falsas promesas de estos dieciséis años de fracasos, y potenciemos una verdadera conducta de intención ético-política que nos conduzca con energía direccionada al 6-D. En consecuencia, tiemblen tiranos y militares comprometidos con esta tiranía.
La cualidad común, el Salto Categórico de la gran masa democrática actuando de manera integral, facilitará la interacción entre los venezolanos habida cuenta lo sufrido, iniciando un accionar de nuestras voluntades alejado de las facciones, pero sí como una energía política única para negar la falsa ideología comunistoide de un gobierno militarista nacido en la violencia y respaldado por la desgraciada acción de la Cúpula Militar Claudicante y Sumisa que ha servido de sostén y punto de apoyo a una concepción politológica primitiva y fracasada, el Chavismo y Post-Chavismo, que ha hecho de Venezuela el centro de una grosera regresión política.
El cuerpo societal venezolano como gran mayoría democrática, consecuente con el contenido de la carta posterior a la absurda sentencia, facilitará la interacción para completar y hacer la diferencia el 6-D. Desde ya muchos nos preguntamos ¿Y sí no hay 6-D? La respuesta es sencilla. Si hemos entendido la necesidad de construir la cualidad común como demócratas y estamos haciendo el Salto Categórico emplearemos la protesta y resistencia civil. Acciones legítimas que requiere una sociedad frente a la posibilidad que ocurra una maniobra desalmada, como pudiera ser que no hubiese 6-D. Para ese momento, el mundo que observa hoy la tiranía que se le ha impuesto a los venezolanos, comprenderá que los venezolanos no nos acobardamos ante tanta locura y arbitrariedad y haremos valer nuestros derechos cívicos y constitucionales.
Como gran mayoría democrática, los venezolanos hoy debemos hacer el esfuerzo para entender el nuevo rol que dentro de tan grave perturbación política nos requiere el 6-D. Ese nuevo rol tiene un nuevo código: La Resistencia pacífica, organizada, permanente, que como energía le explique no a este régimen, sino al mundo que los venezolanos no estamos dispuestos a tolerar más la burla, la ofensa, el maltrato y la persecución, y que por lo tanto recobraremos el respeto que nos merecemos y estamos dispuestos a reclamarlo.
Este régimen, vergüenza de la historia venezolana, no tiene legitimidad de origen. Sí la tuvo, la perdió. Inequívocamente no tiene legitimidad de gestión. No tiene legitimidad de gestión porque ha construido un hiato perverso del militarismo radical y criminalidad, que perfila a esta tiranía no ya ante los venezolanos, sino ante al mundo como un gran fracaso. Tan cierto es esto, que a lo interno de su organización la deserción, el desmembramiento y las luchas intestinas muestran un cadáver político, un vacío, una situación repugnante y ofensiva, que ha hecho que los anteriores acólitos y adherentes hoy sean los más críticos jueces de una desgracia política que ya alcanza dieciséis años, como lo demuestra la carta de un hombre que convencido de que el ejercicio de la política tiene que ver con el ejercicio del poder, y nunca con el empleo y la maniobra de grupos y facciones en el gobierno, que hasta ahora sólo han gobernado para satisfacer sus complejos, apetencias y necesidades insaciables de dolo y corrupción.
El cuerpo societal venezolano está en el camino para realizar el Salto Categórico. Salto Categórico para expresar como cualidad común la necesidad de una democracia requerida. Y así junto al nuevo código de la defensa de la democracia realizar lo que ya se otea, el restablecimiento de la democracia con lo cual se enterrará un proyecto nacido en la violencia, el sectarismo y la ignorancia política adosado a un exponencial corrupción, que avergüenza al venezolano común y forma parte de uno de los grandes equívocos en el inmediato pasado, cuando algunos venezolanos creyeron en el neo-militarismo surgido del fracaso de la partidocracia podía convertirse en poder y gobernar una Nación decente.