Tras decenas de ciclos y crisis, la guerrilla de las Farc parece haber dado el paso definitivo hacia la paz con el Gobierno colombiano al asegurar que está lista para discutir la dejación de armas y, con ello, perfilar su conversión en partido político. EFE
El anuncio, hecho hoy en La Habana por el jefe negociador de las Farc, Luciano Marín Arango, alias “Iván Márquez”, ha pillado por sorpresa a no pocos en Colombia, donde la crisis con Venezuela y los escasos avances registrados recientemente en los diálogos con esa guerrilla han restado atención al proceso.
Sin embargo, después de que Iván Márquez haya dicho que están listos para “abordar y discutir” los procedimientos para el “tránsito de organización alzada en armas a movimiento político abierto”, la idea de una paz cercana ha vuelto con fuerza.
Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) han asegurado que ya han entregado “un paquete de propuestas básicas que esperan conclusión” a los negociadores del Gobierno, que en este apartado, el último para firmar un acuerdo definitivo, están asesorados por una subcomisión compuesta por militares.
Aunque esta intención debe concretarse en próximas rondas de reuniones, solo mencionarla en voz alta hace que la idea del presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, de firmar este año un acuerdo que acabe el conflicto con esta guerrilla sea más posible.
El propio Santos ratificó esta previsión hace diez días en un coloquio en Bogotá con el expresidente del Gobierno español José María Aznar.
“Yo todavía aspiro a que eso que dije a principio de año se pueda cumplir, yo creo que se debe cumplir”, declaró.
Para conseguirlo se están acelerando las negociaciones porque según el mandatario “el tiempo se convirtió en un elemento determinante” y la paciencia de los colombianos y “del propio Gobierno” no es infinita.
“No puede haber paz sin desarme, las Farc no pueden hacer política sin desarmarse, esa es una de la líneas rojas que hemos puesto. Tienen que desarmarse”, enfatizó Santos en el diálogo con Aznar.
Así las cosas, se busca concluir lo antes posible con los dos aspectos que faltan, el reconocimiento y reparación a las víctimas, que se debate desde mediados de 2014, y la dejación de armas y desmovilización por parte de los guerrilleros.
También deberán ultimarse los detalles de los preacuerdos alcanzados en lo referido a propiedad de la tierra, participación política y erradicación de cultivos ilícitos.
El otro aspecto relevante de la declaración hecha hoy por “Iván Márquez” reside en el “tránsito de organización alzada en armas a movimiento político abierto”.
Las Farc han expresado en numerosas ocasiones su deseo de constituirse en un partido político, una cuestión que levanta ampollas en varios sectores de la sociedad colombiana.
Dentro de ese debate, se ha planteado la posibilidad de que las penas que cumplan los guerrilleros al desmovilizarse, o al menos los líderes de la insurgencia, no incluyan la reclusión total o inhabilidades para que estos puedan participar en política.
La cuestión, que parece encontrar entre los militares su mayor rechazo, se suavizó a principios de agosto por boca del general en retiro del Ejército Jorge Enrique Mora, uno de los negociadores plenipotenciarios del Gobierno y a quien los uniformados ya fuera de servicio consideran su portavoz en los diálogos de paz.
Mora aseguró en un foro sobre el proceso de paz que uno de los objetivos del Ejecutivo desde que inició las conversaciones en noviembre de 2012 es “lograr que las Farc dejen las armas, dejen su accionar de guerra y se constituyan en un partido político”.
“Nadie está pidiendo que renuncien a sus ideas y a sus convicciones, pero si están dispuestos a ese cambio y están dispuestos a vivir como vivimos los colombianos de bien, bienvenidos”, afirmó.