Nicolás Maduro está entrampado. El ex chofer del Metro de Caracas no haya qué hacer para impedir lo que a todas luces parece inevitable: su próxima derrota electoral el 6 de diciembre. El inquilino del Palacio de Miraflores deshoja la margarita frente a un proceso comicial que tiene perdido.
Sobre el escritorio presidencial, hay un informe elaborado por la Sala Situacional, en el cual se recomienda tomar uno de 3 caminos. Maduro parece haber escogido uno, el más pedregoso, el más culebrero, el más arriesgado y lo confirma cada día, con enfrentamientos verbales con el gobierno colombiano, y con decisiones alocadas, como decretar estados de excepción a cuenta gotas, en 19 de los 335 municipios del país.
Maduro tiene sólo 3 vías. Y aunque parezca increíble, todos los caminos lo conducen al mismo lugar. Haber elegido el peor sólo le da una ventaja: generar distracción en el pueblo venezolano y hacer que la gente se olvide, aunque sea por un momento, de sus verdaderos y reales problemas. Culpar a Colombia por el desabastecimiento y la escasez de productos de la canasta básica hará que algunas personas se distraigan un par de horas. Pero después que haya pasado un mes del cierre de la frontera y la gente se percate que la escasez continúa, y que las colas no se han terminado, el cuento de la culpa colombiana no servirá absolutamente para nada.
En mi modesta opinión, estos son los tres caminos que le quedan al Jefe de Estado venezolano de cara a las elecciones del 6D. Maduro ya escogió uno, en mi opinión, el peor de todos.
Camino No. 1: hacer elecciones limpias y transparentes el 6 de diciembre y arriesgarse a perder la mayoría en la Asamblea Nacional. El gobierno sabe que tiene cuesta arriba ganar los comicios del 6 D. Las encuestas señalan que el oficialismo va a perder en los 10 estados más grandes del país: Distrito Federal, Miranda, Carabobo, Lara, Aragua, Anzoátegui, Bolívar, Zulia, Monagas y Táchira. En esas 10 regiones se concentra más de la mitad de los cargos a elegir el 6 de diciembre. Maduro, Diosdado y los cubanos saben que es muy difícil revertir una derrota, de manera que hacer unas elecciones limpias y transparentes, no está en la agenda del gobierno
Camino No. 2: hacer las elecciones parlamentarias y tratar de ganarlas haciendo trampa. El régimen sabe que la única forma de ganar los comicios es haciendo cosas ilícitas, al margen de la ley. Esa es la razón por la cual el CNE no aceptó la observación electoral de la OEA ni de ninguna otra organización que no esté alineada con el Socialismo del Siglo XXI. Esa es la razón por la cual se han decretado las inhabilitaciones de varios candidatos de la MUD y se rechazó la inscripción de algunos candidatos disidentes del PSUV. Adoptar esta vía implica que en los próximos meses el CNE anuncie nuevas medidas contra otros aspirantes y la Contraloría decrete la inhabilitación de otros candidatos de la MUD sobre quienes pesan juicios abiertos en algunos tribunales del país. Trampear las elecciones implica también inhabilitar testigos, manipular las máquinas, intervenir partidos políticos, y crear tarjetas similares a la de la MUD para generar confusión en los electores. Como lo dije en una columna hace dos meses: las del 6 D serán las elecciones menos transparentes de toda la historia venezolana.
Camino No. 3: suspender las elecciones parlamentarias mediante el decreto de un Estado de Excepción, o un Estado de Conmoción a nivel nacional, como consecuencia de un conflicto bélico con Colombia. Este escenario pareciera ser, hasta ahora, el que ha escogido el gobierno. Maduro ha decretado estado de excepción en 10 municipios del Táchira, 7 municipios del Zulia y 2 municipios de Apure.
No conforme con eso, aviones militares venezolanos, de acuerdo con denuncias del Ministerio de la Defensa de Colombia, han violado el espacio aéreo del vecino país en 3 ocasiones, lo cual pareciera ser algo más que una simple y vulgar casualidad. El incidente más reciente ocurrió el pasado sábado 12 de septiembre, cuando dos aeronaves militares venezolanas ingresaron 2,9 kilómetros dentro del espacio aéreo colombiano en la Alta Guajira, sobrevolando una unidad militar del Ejército Nacional en la región de La Flor.
La situación se ha puesto mucho más tensa luego que el pasado jueves en horas de la noche, la Fuerza Armada Nacional Bolivariana informara la caída de una aeronave militar tipo Sukhoi-30 en la región noroccidental del país, fronteriza con Colombia. El avión, según el comunicado emitido por el Ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, despegó luego que se había “detectado una aeronave ilícita que ingresó por la región noroccidental del país con rumbo sur hacia el límite fronterizo con la República de Colombia, zona donde las mafias ligadas al narcotráfico pretenden utilizar nuestro territorio como plataforma de distribución de drogas producidas en el vecino país, hacia Centroamérica y el Caribe”.
La Fuerza Armada Nacional Bolivariana informó que ordenó “la inmediata activación de la junta investigadora de accidentes aéreos con el objeto de determinar las posibles causas que originaron el siniestro y tomar las medidas necesarias para la ubicación de los pilotos”.
El oficialismo está tan desesperado por suspender las elecciones, del 6D, que no sería nada descabellado, por ejemplo, que el gobierno nacional acusara mañana a las Fuerzas Militares Colombianas de haber derribado el avión militar venezolano. Venezuela y Colombia, aunque cueste creerlo, están en medio de un clima de preguerra, que se ha venido calentando con el paso de los días, y que sólo podría ser superado con la reunión que celebrarán el próximo lunes en Quito, Ecuador, los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro.
Contrariamente a lo que algunos piensan, Maduro no cerró la frontera para ganar votos. Sería infantil creer que los pasos fronterizos fueron cerrados para ganar electores. Todo lo contrario: el cierre de la frontera ha hecho que el gobierno pierda votos, sobre todo entre los millones de colombianos nacionalizados que todavía viven en el país y que tienen cédula venezolana y están legamente inscritos en el Registro Electoral. La frontera fue cerrada por una sola razón: para crear las condiciones que permitan al gobierno suspender las elecciones del 6 de diciembre.
La caída del avión militar venezolano, justo en la frontera entre los dos países, podría ser utilizada por el gobierno de Maduro para echarle más leña a la candela. No hay que descartar, por ejemplo, la posibilidad de que los grupos guerrilleros FARC y ELN, muy cercanos al gobierno de Maduro, organicen un ataque a algún puesto militar venezolano en la frontera y se lo achaquen también a las fuerzas militares colombianas con el fin de mantener vivo el conflicto.
Si Maduro fue capaz de cerrar la frontera y decretar estado de excepción en 19 municipios fronterizos, por el hecho de que 3 soldados venezolanos resultaron heridos en San Antonio del Táchira, imagínense lo que podría hacer si se registra un incidente de otra magnitud. Las verdaderas intenciones de Maduro frente a Colombia, de cara a las elecciones parlamentarias del 6D, quedaran al descubierto en las próximas horas antes de su encuentro crucial con Juan Manuel Santos en la ciudad de Quito. Yo no descartaría, incluso, que Maduro decida no acudir a la cita a última hora. Para creer en ese encuentro, primero hay que ver la foto.
- 18 de septiembre de 2015
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