Contra la brutal y dispendiosa arremetida propagandística de un régimen que abusa del poder comunicacional, con los recursos del Estado y contra la paciencia de los venezolanos, tenemos la obligación de formar la gran cadena humana opositora que nos permita desenmascarar a quienes pretenden engañarnos y, de paso, nos asegure el inevitable triunfo en el venidero proceso electoral del 6 D.
Hoy más que nunca, ante la reiterada y progresiva manipulación de conciencias ejercida por quienes día a día nos sorprenden con nuevas formas de ocultamiento y distracción ante el conjunto de problemas que afectan a la población, resulta imperativo poner a un lado las más discordantes diferencias que puedan en momentos desunirnos, para realmente avanzar juntos en el logro de los propósitos que en estos momentos están planteados. Afortunadamente, podríamos afirmar que, en términos generales, se están dando pasos precisos para el necesario entendimiento entre los distintos factores que integran al sector de la oposición; sin embargo, hay aspectos, en los que es necesario insistir en estos momentos, sencillamente porque el país no está en condiciones de asimilar un nuevo revés.
Sobre el absurdo comportamiento de un gobierno sin brújula, ni escrúpulo, ni capacidad para dirigir a una nación del tamaño y grandeza de la venezolana, aunque sí con una sobrada deshonestidad y cinismo, no queda hoy más nada que decir. Basta con observar a través de los medios de comunicación a los máximos responsables de la pesadilla que hoy vive la población, para entender e imaginarnos de lo que han sido y serán capaces estos personajes del diosdado-madurismo en su afán de impedir lo que se puede avizorar en el panorama político nacional.
Por estas y muchas otras razones harto conocidas, es por lo que la gente que realmente comparte la angustia que hoy sufre la mayoría de los venezolanos y propugna por el retorno a la democracia, está llamada a cerrar fila en el propósito de desenmascarar y contrarrestar la calumnia gubernamental, a través de todos los medios posibles; especialmente a través de contactos y reuniones presenciales y a distancia con los distintos grupos de la población.
Replicar los mensajes y todo tipo de contenidos provenientes de los distintos autores, así como de programas transmitidos a través de diversos medios de comunicación (locales y extranjeros), contentivos de alertas, denuncias y desmentidos oportunos, sobre los distintos temas que permitan abortar y enfrentar las mentiras del régimen, deben ser algunas de las tareas de todos quienes estamos llamados a formar parte de esta gran cadena humana opositora que proponemos.
Y existe, en el mismo sentido, una tarea muy especial, como es la de insistir en la necesidad de alertar a todas las personas que forman parte de nuestros correos electrónicos, sobre el gran riesgo de la abstención electoral. Existe una versión muy convincente relacionada con las marramuncias del régimen en complicidad con la tribu de Tiby, según la cual, a través de un perverso mecanismo de espionaje electrónico consistente en la detección e identificación de votantes, a últimas horas del proceso de votación, las personas que no sufragaron son convertidos en votos favorecedores a la opción oficialista. Esta modalidad, como puede deducirse, ha podido ser –según expertos que se han referido a esta práctica– la causa de, por lo menos, el último revés electoral que sufrimos los electores que votamos por la opción democrática.
Por ello reiteramos nuestro llamado a oponer a la cadena abusiva del diosado-madurismo, nuestra propia cadena de la verdad y dignidad.