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El Papa Francisco llegó el lunes a Holguín, en el oriente de Cuba, en la segunda parada de su viaje por la isla de gobierno comunista, donde se han destacado los elogios por su papel en el deshielo histórico entre La Habana y Washington y la discreción en sus pronunciamientos políticos.
Resaltó el “esfuerzo y sacrificio” de la Iglesia Católica para llevar su mensaje a todos los rincones de Cuba, donde escasean los curas y los templos.
“Sé con qué esfuerzo y sacrificio la Iglesia en Cuba trabaja para llevar a todos, aun en los sitios más apartados, la presencia de Cristo”, dijo el papa argentino ante la muchedumbre congregada en la Plaza de la Revolución Calixto García de Holguín, en la segunda misa de su visita a la isla.
“Una mención especial merecen las llamadas ‘casas de misión’, ante la escasez de templos y de sacerdotes, permiten a tantas personas poder tener su espacio de oración, de escucha de la Palabra (de Dios), de catequesis y de vida en comunidad”, añadió el pontífice en su homilía de la misa que ofició en la provincia natal de los hermanos Fidel y Raúl Castro.
Tras estar enfrentada al gobierno comunista tras la revolución de 1959, en los últimos años la Iglesia ha recuperado espacio en la sociedad cubana y se convirtió en interlocutor privilegiado del gobierno de Raúl Castro, quien sucedió a su hermano enfermo Fidel en 2006 y quien asistió a la misa.
Como parte del inédito diálogo que iniciaron en 2010 los obispos católicos y el presidente Raúl Castro, el gobierno comenzó en 2013 a devolver a la Iglesia inmuebles nacionalizados hace medio siglo.
En esta isla de mestizaje y sincretismo religioso (cristianismo y cultos africanos), Fidel impuso el ateísmo en la constitución, pero en 1992 Cuba pasó a ser país laico y ya no hay discriminación contra los creyentes.
Sin embargo, todavía la mitad de los curas católicos son extranjeros en Cuba, aunque ahora son fluidas las relaciones entre el Estado y la Iglesia.
“Las autoridades del país conocen bien que la Iglesia no pide para sí, sino que solicita aquello que necesita para cumplir con la misión que Jesús le encomendó”, dijo en la misa papal el obispo de Holguín, Emilio Aranguren.
“La Iglesia está convencida que el Evangelio puede hacer que cada cubano tenga un rostro más bondadoso y más humano, ya que la fe en Jesucristo alimenta la vivencia en la virtud”, añadió Aranguren.
La misa coincidió con la festividad católica de San Mateo, uno de los cuatro evangelistas, lo que Francisco destacó como “la historia de una conversión” al cristianismo.
La Plaza de la Revolución de Holguín se llenó horas antes de la llegada de Francisco con peregrinos venidos de todo el oriente e incluso del centro de Cuba.
Francisco llegó a la plaza tras un recorrido de unos 14 kilómetros en ‘papamóvil’ desde el aeropuerto de Holguín, a donde llegó desde La Habana por la mañana.