Ante la ausencia de corales en los abrumados arrecifes de la Florida, otro organismo toma su lugar: las esponjas gigantes de barril.
Tan grandes como una bañera, estos organismos viven cientos de años y pueden llegar a alcanzar seis pies de diámetro. En un arrecife saludable, una sola esponja gigante ofrece suficiente alojamiento y condiciones sanitarias adecuadas a una amplia gama de vida marina que encuentra alimentos y cobijo en el cavernoso interior.
Pero a raíz de la gran mortandad de corales en los años 1970 y 1980, un nuevo estudio ha identificado un aumento sustancial en la cantidad de esponjas, que amenazan con destruir los cimientos de estos complejos ecosistemas.
Las investigaciones, publicadas en agosto por la revista especializada el Journal ofExperimental Marine Biology and Ecology, concluyó que a lo largo de 12 años estas esponjas frente a Cayo Conch aumentaron en 122 por ciento y ocupan hasta el 39 por ciento del arrecife en algunas áreas. En otras, la cantidad de esponjas recién nacidas aumentó en 699 por ciento.
“Si la situación se mantiene, los arrecifes van a quedar aplastados y a desaparecer”, dijo el coautor del estudio, Joseph Pawlik, biólogo marino de la Universidad de Carolina del Norte en Wilmington. “Mientras ocupen ese espacio —y pueden vivir cientos de años— no ceden el espacio a los corales”.
Aunque los investigadores sólo han documentado la situación en los Cayos de la Florida, Pawlik dijo que ha visto el mismo aumento en todo el Caribe, desde Belice hasta Tobago.
“Creemos que es exactamente lo mismo que está sucediendo en todo el Caribe”, agregó.
Aunque son malas noticias, Pawlik dijo que hay una parte positiva. Las esponjas absorben una enorme cantidad de agua, filtran el carbono y lo devuelven al sedimento. En una atmósfera con cada vez más carbono, eso es algo positivo.
“Las esponjas son un lugar que acoge a los peces, camarones y langostas recién nacidos, algo importante para los pescadores”, afirmó.
Pero también ocupan espacio donde los corales jóvenes, si las condiciones son buenas, pueden reproducirse.
En los años 1990s, dijo Pawlik, investigadores de la estación submarina de investigaciones del acuario al sur de Islamorada comenzaron a notar que las esponjas tomaban un color blanquecino. Algunas murieron. Así las cosas, en el 2000 Pawlik comenzó a monitorear las esponjas en 12 áreas de 16 acres cada una.
A lo largo del tiempo, las esponjas comenzaron a eliminar las algas marinas, que se habían propagado tras el blanqueo de los corales que destruyó 90 por ciento de los corales. Eso resultó positivo. Pero entre el 2006 y el 2012, la cantidad de esponjas comenzó a aumentar, probablemente debido a la ausencia de huracanes, que derriban fácilmente las grandes esponjas incluso a 30 pies de profundidad, donde viven.
La acidez de los océanos sigue aumentando como parte del cambio climático y los corales, con su frágil esqueleto calizo, probablemente mueran. Las esponjas, que tiene otro tipo de esqueleto, no parecen afectadas hasta el momento por la acidez, explicó.
“La situación es mejor que lo que había antes, que era una invasión de algas. Pero es mejor que haya corales que esponjas”, dijo Pawlik. “La situación todavía no se ha compuesto completamente”.