“Quisiera pedirle a usted, señor presidente, que transmita mis sentimientos de especial consideración y respeto a su hermano Fidel”
Así comenzó sus palabras en La Habana el Papa Francisco I, al pisar tierra Cubana. Que decepción para quienes han sufrido la crueldad y asfixia del execrable régimen cubano personificado por Fidel Castro y su hermano Raúl durante largos 55 años.
Estas palabras del Papa son inaceptables para mí. No hay argumento alguno sobre “realpolitik”, sobre las realidades de la vida, el pragmatismo, la diplomacia, estrategias, maniobras o astucia, que me haga aceptar estas palabras del Papa Francisco. He cancelado mi ida a la basílica de Washington a verlo. De ahora en adelante el Papa este me resulta insoportable, no lo podré ver ni en pintura.
Que respeto y que consideración puede sentir un hombre de bien hacia Fidel Castro? Y que sea el Papa quien lo diga! El representante de Jesucristo en la tierra rindiéndole pleitesía a un genocida es algo despreciable. Pudiera haber dicho que enviaba a una bendición especial a todos los Cubanos, incluyendo al genocida sin nombrarlo, pero particularizar este saludo, casi en la primera frase pronunciada en un país acogotado por la crueldad de los Castro, ello me divorcia completamente del Papa Francisco.
Por supuesto, mi opinión no tiene valor alguno en el contexto global. Soy apenas un individuo, pero me refugio en Kant y en el imperativo categórico: critico al papa Francisco aunque sea el único que lo haga.
Lo dicho por el Papa Francisco lo hace perder poder moral. Es evidente que ha decidido abandonar su territorio de los principios y de la ética para incursionar en los terrenos de la geopolítica y de la hipocresía, aconsejado no sé por quién. Mala decisión.
No estoy contigo, Papa Francisco.
PD: Después de decir misa se fue a reunir con el carnicero de América, Fidel Castro.