La automotriz alemana tenía prevista para este lunes un evento de lanzamiento de su modelo Passat 2016, pero la fiesta se convirtió en uno de los momentos más dolorosos para la compañía.
Su presidente en los Estados Unidos, Michael Horn, debió reconocer en el acto que Volkswagen “destrozó la confianza” de sus clientes y del público al incluir en sus vehículos unos detectores para falsear datos de emisiones contaminantes.
“Seamos claros sobre esto. Nuestra compañía fue deshonesta (…) En mis palabras alemanas… la hemos cagado por completo”, sentenció Horn ante una multitud de medios que esperaba una autocrítica pero que no se imaginaban que sería tan gráfica.
El ejecutivo agregó la promesa de reparar los daños causados a costa de dinero y de modificar la mecánica de los vehículos involucrados: “Debemos arreglar esos automóviles e impedir que esto vuelva a ocurrir. Y debemos hacerlo bien”, prometió Horn.
Escándalo global
El ministro francés de Finanzas, Michel Sapin, pidió una investigación “a nivel europeo” sobre este caso, que estalló el viernes previo. Las autoridades estadounidenses revelaron la treta de la automotriz alemana, número uno mundial de ventas, para obtener certificados ecológicos para sus motores diésel.
El Council on Clean Transportation, la ONG que contribuyó a destapar el escándalo, no excluye que Volkswagen haya recurrido a la misma técnica de disimulación en Europa, dijo su director ejecutivo Drew Kodjak.
“Corresponde a los organismos reguladores del continente determinar si están ante un ‘programa tramposo’ como en Estados Unidos”, dijo Kodjak en una entrevista con la AFP.
Dorothee Saar, de la ONG alemana de protección del medio ambiente Deutsche Umwelthilfe, estimó que en Europa “los fabricantes saben que no hay control posterior” y por lo tanto la probabilidad de engaño es mayor.
El gobierno alemán ordenó un control minucioso de todos los modelos de la marca Volkswagen.
Vía: Infobae