Este programa espía activaba en esos casos un mecanismo interno que limitaba la emisión de gases contaminantes y le permitía al vehículo pasar sin reproches el control y obtener el certificado ecológico correspondiente. Una vez finalizado el control, el mecanismo se desactivaba y el automóvil volvía a emitir gases contaminantes a la atmósfera.
Hoy, luego de comparecer ante los accionistas de Volkswagen, presentó su renuncia el CEO de la compañía alemana, Martin Winterkorn. La firma lleva perdidos más de 30 mil millones de dólares desde que estalló el escándalo el lunes. “Estoy consternado por los acontecimientos de los últimos días. Estoy estupefacto por el hecho de que conductas impropias se hayan podido producir a tal escala en el seno del Grupo VW”.
La “trampa” de Volkswagen fue descubierta por dos ecologistas, Peter Mock y John German, de la ONG Clean Transportation, junto a la Universidad de Virginia. Los técnicos empezaron a trabajar para demostrar lo que sospechaban. Para ello buscaron la ayuda universitaria, donde se había desarrollado un sistema de medición de emisiones de gases contaminantes que se podía ubicar fácilmente en los vehículos. Instalaron los dispositivos en los tubos de escape de automóviles de diversas marcas y registraron la polución producida en trayectos de dos mil kilómetros.