Ahora que está en decadencia, es un buen momento para reflexionar por qué el bolivarianismo se expandió rápidamente en los países andinos. Para muchos la respuesta es simple.
Carlos de la Torre | El País
Hugo Chávez usó petrodólares para exportar su revolución bolivariana ofreciendo un libreto: convocar a una asamblea constituyente, llamar a elecciones para construir una nueva hegemonía y desplazar a los partidos políticos tradicionales, usar el estatismo económico y forjar una política exterior basada en la soberanía nacional y el antiimperialismo.
Sin embargo si se analiza en detenimiento los casos donde a primera vista parecería que Chávez exportó su modelo se observa que no se adoptaron todas sus recetes. Morales por ejemplo mantuvo una política monetaria prudente y al igual que Correa no nacionalizó empresas y propiedades privadas como lo hizo Chávez. Pero sobre todo muchas de las propuestas bolivarianas respondían a pedidos endógenos de la izquierda y de los movimientos sociales: dar fin con el neoliberalismo, convocar a una asamblea constituyente participativa y reestablecer la soberanía nacional.
La difusión del bolivarianismo se explica mejor por factores endógenos: la crisis de los partidos políticos, la resistencia masiva al neoliberalismo y el repudio a que la soberanía nacional esté en manos de los EU y del FMI. El bolivarianismo ofreció una utopía y una estrategia revolucionaria a aquella izquierda que no se democratizó en los años 80 y 90. Para los izquierdistas que siguieron soñando con las utopías de la revolución socialista, el bolivarianismo reconfirmó la validez de sus sueños.
Los países a los que se expandió, además, no vivieron experiencias traumáticas con gobiernos autoritarios que llevó a que la sociedad civil y la izquierda valorice la democracia. En los países en que la izquierda y la sociedad civil aprendieron a valorar la democracia liberal y el pluralismo, el bolivarianismo no se expandió porque despertó sospechas de que detrás de la retórica de refundación se vislumbraban peligros autoritarios.
Si bien factores exógenos explican la difusión del bolivarianismo, los altos precios del petróleo y de los minerales explican su longevidad. Los altos precios del petróleo están detrás de la autonomía relativa que permitió que los gobiernos bolivarianos usen retóricas antiimperialistas. También explican la creación de organismos supranacionales alternativos a los controlados por EEUU. El ALBA fue un tratado entre personalidades políticas, más que entre países. Funcionó gracias al carisma de Chávez. Pertenecer al Alba y salir en fotos con los hermanos Castro y con Chávez permitió que Correa pretenda ser de izquierda mientras que su gobierno abría las puertas al extractivismo, criminalizaba la protesta, perseguía a los partidos de izquierda y atacaba a los movimientos sociales sobre todo al indígena. El ALBA más que dinero dio credenciales izquierdistas y la posibilidad de ser parte de un club de amigos que se autodefinían como de izquierda.
La muerte de Chávez dejó huérfano al bolivarianismo. Correa trató de ser el nuevo líder y organizó dos encuentros latinoamericanos progresistas pero carece de los petrodólares y del carisma de Chávez. Además se nota que es un izquierdista manufacturado por los publicistas, no sólo que jamás militó sino que desconoce el pensamiento y los símbolos marxistas.
Si bien el bolivarianismo está en crisis, tardará tiempo en que caigan estos gobiernos. No creen en la alteridad del poder y tienen mucho que esconder por lo que no dudarán en tratar de quedarse en el poder a cualquier costa.
Carlos de la Torre es profesor de Sociología en la Universidad de Kentucky