Pero es la cruda realidad de lo que nos toca hoy padecer: dejar pasar, por ahora… Porque lo contrario podrá ser reaccionar, utilizando los medios que la Constitución pone al alcance de los venezolanos, y eso tiene sus limitaciones y tiempo; y nos aterra una posibilidad que, mencionada por una autoridad espiritual de tan alta credibilidad como el arzobispo de Coro, Roberto Lückert, no deja de causar honda preocupación por lo bien sustentada y realista como la de una guerra civil, que el sentido común y la sensatez rechazan.
No soy el primero, como tampoco el último en quejarse, para denunciar el descaro que constantemente denunciamos como la principal característica del régimen cínico-militar que somete al país a un permanente maltrato moral y físico. Sin embargo, nada podrá acallar las voces de protesta que hoy se multiplican por todo el mundo, cada vez que se produce una expresión con la carga de ironía y cinismo que nos obligan a soportar en cadena. Que alguien nos diga si podemos ignorar perlas como las que a menudo nos sueltas los amos del poder en Venezuela. Recordemos solo a dos de los más recientes personajes, además de los ya nombrados, cuyos anuncios nos hicieron respirar profundo en estos días.
Nicolás Maduro: “He instruido al ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, para fortalecer nuestra aviación militar para la defender nuestro espacio aéreo y combatir el narcotráfico. He dado instrucciones de recrudecer la batalla en contra del narcotráfico (…) principalmente de Colombia”, con motivo de su anuncio de compra de 13 Sukhoi rusos; o la afirmación recogida por la prensa local, en julio de este año, según la cual, no es cierto que los jóvenes estén emigrando porque, según él, nuestra juventud “ama a Venezuela” y solo se trata de que “la derecha maltrecha” busca hacer creer que los jóvenes están yéndose a vivir al exterior. ¿Será que su flamante canciller no le ha comentado sobre las cifras de personas, mayormente estudiantes que acuden a ese Despacho a gestionar los documentos requeridos para marcharse? ¿O qué será?
Tibisay Lucena: “Hemos invitado a la misión electoral integrada por 17 países que integran la Unsaur”, para que nos acompañen en la jornada electoral del 6 de diciembre; también vendrán, invitados por el gobierno, de acuerdo al mismo anuncio, representantes de la Alba, el Parlatino y la Celac. “Son expertos electorales, técnicos, personas que conocen los procesos electorales”, agregó la presidenta del CNE. Pero lo que le cuesta entender a Tiby y a sus copartidarios del régimen, es que no se trata esta de una fiesta privada a la que se invita solo a los panas, sino de una jornada de carácter nacional con proyección latinoamericana y de gran interés mundial, donde se requiere la representación de todas las instituciones que reconoce la integridad de factores que constituyen la realidad del país. Tan simple como eso, y todos sabemos cuáles son esos organismos de carácter regional y mundial cuya presencia para esa fecha reclamamos.
Pero también nos han hecho respirar profundo en estos días, además de la citada reflexión del sacerdote Lückert y las predicciones de renombrados economistas que alertan sobre el verdaderamente maltrecho rumbo que ha tomado la gestión pública nacional, hechos que conmueven a la opinión pública como: la manipulación de los órganos de justicia para imponer condenas injustificadas y diferir audiencias en clara intención retaliativa contra líderes democráticos; crueles asesinatos políticos, como el perpetrado el pasado miércoles contra el concejal copeyano Renzo Jaimes, en el Táchira, y los ocurridos en las barriadas populares, entre ellas la que cobró la muerte de un niño de 8 años, así como la de dos indígenas wuayúu, en la Guajira.
Otras, como la advertencia de la presidenta de Consecomercio, Cipriana Ramos, en el sentido de pronosticar mayor escasez de productos en los próximos meses; el alza de los impuestos de salida en el Aeropuerto de Maiquetía, para restringir la salida de los venezolanos hacia distintos puntos del país y del exterior; los resultados de las encuestas que arrojan aumentos de los índices de inseguridad en todo el territorio nacional, contribuyen a ese estado de incertidumbre y temor de los venezolanos que no podemos seguir aceptando con un simple acto de conformidad. Las cartas están hoy echadas, pese a todas las arbitrariedades y abusos del oficialismo, ante las cuales debemos mantener activadas las alertas y especialmente la disposición a darle un “paro” a este estado de cosas, que podremos emprender a partir de ese esperado 6D.
@JJMorenoA